15 de agosto de 2013

Un millón de votos
















El Frente de Izquierda obtuvo, el domingo pasado, más de 900.000 votos. Hemos crecido un 100 por ciento en comparación con las Paso de 2011 y un 50 por ciento en relación con las generales de octubre del mismo año. Al lado de estos números se destaca la homogeneidad nacional de estos resultados, que contrasta con la dispersión de hace dos años, cuando sólo superamos el piso en un tercio del territorio. Esta vez lo logramos en su totalidad. Hubo una tracción del voto al Frente de Izquierda a partir del envión de 2011 y de una campaña de alcance nacional. Expusimos no solamente las reivindicaciones apremiantes de las masas, sino que desenvolvimos una cuidadosa explicación de nuestra estrategia política. Pusimos al Frente de Izquierda en el lugar de la contienda por el poder, sobre una base clasista y de lucha de clases.

Con Salta a la cabeza (en capital 18% y en el interior provincial el 11%); en Jujuy o en la zona petrolera de Santa Cruz (con casi el 10%). Hubo saltos notables -al 5% en Formosa, al 7,5% en Mendoza, al 6% en Río Negro y al 8% en Neuquén capital (donde, hace cuatro semanas, habíamos obtenido arriba del 5% en las elecciones locales). Hemos ganado en Córdoba la posibilidad de consagrar una diputada nacional. En Buenos Aires, donde las encuestas minimizaron nuestros votos, tenemos los suficientes para un diputado nacional y pelear por otro, ingresar en la Legislatura provincial y en varios concejos deliberantes. A todo ello, incorporamos la votación en la Ciudad de Buenos Aires, donde nuestro frente tuvo que enfrentar a numerosas expresiones de izquierda (democratizantes y seguidistas), a las que derrotamos sin atenuantes.

Significado


El gran resultado obtenido en todo el país es la conjunción de dos cuestiones, pero, sobre todo, es una manifestación de la bancarrota capitalista, del agotamiento del tardío nacionalismo burgués y, más que nada, de la comprensión de esta situación histórica por nuestro lado y del inmenso trabajo de delimitación con el kirchnerismo, el que pretendió inaugurar una nueva época (la Argentina kirchnerista), en el plano de las ideas y de la lucha de clases. El Frente no progresa debido a que aglomera fuerzas, sino a la claridad política que preside su desarrollo y al método con que encaramos sus contradicciones. Es un frente único en condiciones concretas y, al mismo tiempo, un mojón en la política de la revolución socialista. Por encima del ‘frentismo’, entendido de un modo vulgar u oportunista, destacamos los objetivos estratégicos que guían nuestro trabajo en el Frente de Izquierda. Nuestro frente se desarrolla en medio de un nuevo colapso político y la amenaza de otro defol -o sea, de una transición política que vuelve a poner en la agenda el destino de la sociedad capitalista, pero esta vez con una fuerza revolucionaria en ascenso. La construcción del Frente de Izquierda no responde, por nuestra parte, a una cuestión de ‘practicismo’, sino a un cuidadoso trabajo de preparación de la clase obrera, para que asuma sus tareas históricas. Nos encontramos en la vorágine que está sacudiendo a la mayor parte de los pueblos y nos planteamos la cuestión de la dirección de esa vorágine. De cara a las grandes crisis que se avecinan, la fisonomía que le hemos dado a la izquierda alcanza una importancia estratégica.

La conciencia de la clase obrera


El resultado electoral también permite sacar otra conclusión: la importancia de un trabajo sistemático de agitación y propaganda política socialistas. Mientras que, en el pasado, las elecciones eran un factor de integración de la izquierda al régimen, ahora las estamos utilizando como un factor de desarrollo de la conciencia de clase del proletariado y del pueblo explotado. Desde la tribuna del acto del 1º de Mayo pasado, señalamos que “vamos por la conciencia de nuestra clase obrera”.

Explicitamos una salida a la crisis y un rumbo a las aspiraciones populares. Así, armamos una campaña muy creativa en lo audiovisual: cuando los partidos burgueses eran reemplazados por empresas de publicidad, los partidos que integramos el Frente de Izquierda, con escasos recursos, volvimos a hacer propagandas más efectivas que las de nuestros antagonistas políticos y sociales.

Lo que se viene

Muchos kirchneristas tienen la ilusión de que la derrota que sufrieron es episódica, como re-interpetraron más tarde, equivocadamente también, la de 2009. La declinación K arranca con la crisis de 2008 (episódica fue la recuperación).

La segunda fase de la campaña electoral planteará el tema de la crisis de manera aguda y con ella la gran cuestión: si la pagan los trabajadores o los capitalistas. El Frente de Izquierda dedicará su campaña y consignas a explicar el alcance de la crisis y la necesidad de la movilización y la acción directa, para que sea pagada por los capitalistas, por medio de un cambio de poder. Nuestra lucha por consagrar diputados de izquierda en el Congreso Nacional y en las legislaturas provinciales estará unida a esta cuestión central.

Gabriel Solano