2 de agosto de 2013

Un salario demasiado mínimo
















Presentado como el salario mínimo “más alto de Latinoamérica”, el reciente acuerdo entre el gobierno, la CGT y la CTA oficiales es una muestra de cinismo y ocultamiento. En primer lugar, el publicitado aumento del 25% se efectivizará en dos etapas, completándose recién en febrero del año próximo, con el cobro del sueldo de enero, cuando la inflación ya haya absorbido la suba. En la primera etapa (cuando se cobre agosto), el salario mínimo bruto aumentará a 3.300 pesos (suba menor del 15%), lo cual significa un neto de apenas 2.600 pesos. Este monto sólo cubre el 28% del costo de la canasta familiar difundido por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires. Según el organismo, la canasta de consumo de un matrimonio con dos hijos alcanzó en junio 6.272 pesos, cifra que supera los 9.200 pesos al sumar el costo promedio (difundido por el mismo organismo) de un alquiler de un departamento de tres ambientes en octubre del año pasado.

El ocultamiento de la canasta familiar

El aumento del salario mínimo repercutirá en una franja mínima de trabajadores, ya que no afectará a la mayoría de los que se encuadran en convenios colectivos ni a los que figuran como “monotributistas”, ni a más del 32% -que según el propio gobierno sigue “en negro”. Si consideramos que la CGT y la CTA “opositoras” plantearon un salario neto de 4.000 pesos (bruto de 5.180 pesos), los burócratas desconocen más de la mitad de los 9.200 pesos del valor de la fuerza laboral. El fraude es posible por el ocultamiento del costo de la canasta familiar -es decir de las necesidades mínimas mensuales de una familia obrera. Tanto el gobierno como los “opositores” (que están al frente de gobiernos provinciales y/o a su turno integraron también el gobierno con el kirchnerismo) han avalado el reemplazo de la difusión del valor de la canasta familiar por el de otros indicadores como la “canasta básica” o “canasta alimentaria”, que no incorporan un costo tan elemental como el de la vivienda. La manipulación apunta a encubrir que ninguno de ellos sostiene un salario que cubra mínimamente la canasta familiar, en un contexto en que sigue creciendo la producción (el PBI se ha duplicado en la última década). Según datos oficiales de 2013, el 50% de la población con actividad laboral, recibía ingresos menores a 3.500 pesos -o sea, menos de la tercera parte de la canasta.

Sólo el Frente de Izquierda lucha por defender un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar.

Sergio Szulman