15 de abril de 2011

Perú: Vargas Llosa prefiere el "cáncer"

Aunque carga con el título de Premio Nobel de Literatura, al peruano Vargas Llosa lo acometió un lapsus en su inspiración poética cuando -en alusión a los candidatos que se ganaron el derecho a ir al segundo turno en las elecciones de su país- se quejó de que habría que "elegir entre el cáncer y el sida". También lo abandonó algo de lo que carece: perspicacia política. Las últimas informaciones lo dan votando a Ollanta Humala -el cáncer de la fábula.

¿Y por qué no? En Perú se registra un fenómeno que ya se dio en El Salvador y en Honduras -las andanzas de Brasil por la política latinoamericana. En la patria de Farabundo Martí, Lula logró meterle al FMLN, en 2008, un candidato que no gozaba de los favores de "los cinco comandantes" de esa agrupación. Desde el día que asumió la presidencia, los primeros pasos del flamante Funes fueron alejarse de Hugo Chávez y del proyecto de integrar El Salvador al Alba e inclinarse hacia el lado de Obama; la prensa del corazón atribuyó el giro a su esposa brasileña, además militante del PT. En Honduras, Lula hizo todo lo diplomáticamente posible para reponer a Zelaya en la presidencia. Brasil se ha encariñado con Centroamérica porque quiere convertirla de rival en socia en el negocio de venta de biocombustibles a Estados Unidos. Compite allí con los capitales norteamericanos.

En Perú no se ha limitado a ponerle a Ollanta Humala a los marketineros de la campaña electoral y a aconsejarle que distienda su imagen pública; incluso descubrieron algo que el propio Ollanta no sabía: que su esposa podía colaborar en ese empeño. Más importante que eso: le dijeron que se comprometa a respetar los contratos contraídos por Perú con los pulpos internacionales -y no solamente con los que explotan la fabulosa minería de Perú; que haga lo mismo con el tratado de libre comercio con USA; en suma: que respete el status de semicolonia económica del país, sin por eso renunciar a su etiqueta de "nacionalista". Humala dio -sin el menor resquemor- el paso que media entre la copia y el clonaje cuando declaró, como Lula lo había hecho en Brasil, que él era todo "paz y amor". ¿Consejos de amigo? ¡Para nada! "Hay muchas empresas brasileñas de construcción", relata la periodista Jacqueline Fowks (El País, 13/4), "que ya han hecho grandes negocios con Alan García, a las que les interesa mantener esos privilegios". Fowks cuenta que los peruanos se enteraron por los diarios brasileños de que Alan García había firmado un acuerdo energético con Brasil, bajo el gobierno de Lula-Dilma Roussef. Las constructoras de infraestructura y el capital de material pesado son los socios fundamentales de la extracción de minerales -los que se reparten o "redistribuyen" los beneficios extraordinarios de la minería. Si se trata de hacerla corta, Ollanta Humala se ha reconvertido a agente de los pulpos brasileños y del conjunto del gran capital mundial. Cegado por sus prejuicios raciales y por sus limitaciones intelectuales cuando se trata de la política, Vargas Llosa se apresuró en catalogarlo como canceroso.

Pero el ‘nacionalista' Humala ha dejado atrás sus rencores. Si no alcanzó con lo que ya hizo para persuadir a muchos en primera vuelta, va por más. Es así que "el entorno de Humala ha filtrado que no descartan ofrecer a Beatriz Merino la jefatura de gabinete en un hipotético gobierno" (El País). Beatriz volvería así a las oficinas de sus amores, porque ya las ocupó bajo el gobierno ‘neoliberal' de Alejandro Toledo -el Menem peruano. Fue suficiente para que el mencionado, que salió cuarto en las elecciones del domingo pasado, anunciara que votará por Humala. En Perú, parece, el cáncer se ha puesto de moda. Más que eso, hay un negocio a preservar: el comercio brasileño-peruano a través de la carretera transoceánica, que llevará los minerales de Brasil a China desde el Pacífico. Para Vale do Rio Doce, la gigantesca minera brasileña que Dilma Roussef quiere convertir en un pulpo industrial, el éxito de los asesores brasileños de Humala vale un Perú. Otra carretera, que une el Amazonas peruano con la brasileña Manaos, ofrece el acceso a la zona franca industrial más importante de América Latina. Lo del cáncer y el sida no es solamente una imagen pobre e insultante, oculta el ‘bigbusiness' de las elecciones peruanas.

Tampoco Keiko Fujimori, quien compite en el segundo turno con Humala, tiene el potencial de contagio que se le atribuye. Ya recibió el apoyo de otro ‘neoliberal', el N° 1 de Perú, Pablo Kuczinki, tercero en las elecciones, que fue ministro del papá de Keiko. Perú deberá escoger entre dos ‘neoliberales' -una de derecha y otro de izquierda. Keiko representa, claro, al establishment militar que acompañó a su viejo en el genocidio de trabajadores y estudiantes cuando fue gobierno. Pero Fujimori no la está pasando tan mal desde que lo mandaron a perpetua: vive en una mansión de 450 metros cuadrados, donde recibe a quien quiera a cualquier hora -dada su condición de ex presidente. Con 74 años a cuestas, no es un malvivir.

Como las regiones mineras de Perú se encuentran en estado de rebelión popular masiva, cabría esperar que Ollanta Humala modifique, al menos un poquito, el régimen impositivo que se aplica a los pulpos mineros. El enunciado de la medida denuncia sus límites, porque no existe un control sobre la extracción de minerales. Pero los antecedentes no ayudan, porque un intento similar en la rica Australia acabó con el primer ministro, quien fue volteado en las 48 horas posteriores al intento por su viceministra. En Argentina, el congelamiento fiscal firmado por Menem está por cumplir dos décadas y ya superó a gobiernos frepasistas, duhaldistas y, por supuesto, nacionales y populares.

Sería muy positivo que, sobre la base de esta caracterización, se organizara en Perú un movimiento por el voto en blanco y el apoyo a las rebeliones de masas contra los pulpos mineros. Ni paz, ni amor: guerra a los explotadores.


Jorge Altamira