La "reglamentación" de la reforma política, que el Poder Ejecutivo ha demorado durante seis meses, hace lo que uno debía esperar de los K: violar su propia norma para eliminar cualquier estorbo a la reelección de CFK.
Así las cosas, la reglamentación admite ahora lo que la reforma negaba: las listas colectoras o de "adherentes", con el fin obvio de sumar para el pelotón oficial. De esa forma le abrirá el juego, por ejemplo, a la lista de Sabbatella, pero también a las varias que puedan armarse de aquí en más, como los casos de Massa (alguno ya adicionó, en sorna, a De Narváez). Legalmente, ‘Nuevo' Espacio (que es el "viejo" espacio de la Alianza ahora volcado al kirchnerismo) también podría postular diputados nacionales, algo que la reforma política prohibe. Colectoras mediante, CFK le pondría coto a Scioli en la lista de espera de la sucesión oficialista en 2015. Aunque también Moyano podría ahora formar su colectora, aunque esto está condicionado a que la Presidenta acepte encabezarla. Los K le exigen a pejotistas y moyanistas lugares para la Cámpora en las listas oficiales.
En síntesis: los K han parido un fraude electoral y, en lugar de una boleta única para que el elector marque su preferencia, podríamos tener varias decenas de ellas (en Tucumán, hace no mucho, hubo ¡miles!). Así las cosas, los punteros se disputan los favores de CFK, lo que es un pito de largada para el maratón de los alcahuetes. En este contexto, la designación de ‘camporistas' para los directorios de las empresas con acciones de la Anses los pone en posición de privilegio para la carrera electoral.
Se trata de la ‘reglamentación' (fraudulenta) de una ‘reforma' que apuntaba a la proscripción de la izquierda (exigencia del 1,5% en internas abiertas) y a madrugar a la ‘oposición' (al prohibirle iniciar la campaña electoral hasta fines de agosto, mientras la propaganda oficial invade los medios desde siempre). Esta ‘reglamentación' es, sin embargo, un arma de doble filo, porque la proliferación de colectoras debilitaría la homogeneidad del oficialismo en el Congreso posterior a las elecciones. Para contrarrestar este peligro, el gobierno utilizará las colectoras para el PJ con el propósito de arrancarle una lista poblada por los amigos que merodean a la Presidenta. De aquí a junio presenciaremos, entonces, una verdadera guerra dentro del oficialismo porque, como dijo el ‘taxista' Viviani, "hablar con Cristina ya no es como lo que era con Néstor". El uso de los nombres de pila entre los políticos carreristas ha ido en ascenso a medida que aumentan las conspiraciones de unos contra otros.
La oposición y la nueva "reforma"
La "reglamentación" oficial recibió escasas críticas de la ‘oposición', que ya está pensando en sus propias colectoras. El oficialismo le tiró un salvavidas, porque podría concentrar sus esfuerzos en uno o dos candidatos presidenciales mientras disputa gobernadores y diputados. Hasta Solanas, que ahora aspira a pelear la intendencia de la Ciudad, podría ‘colarse' en una fórmula Alfonsín-Binner o a la inversa, si la ‘presión' llegara a ser tan poderosa como la que ahora lo hizo ‘bajar' de la presidencia a la jefatura de gobierno. Los ‘opositores' sí se quejaron de la distribución de espacios gratuitos en los medios, que el kirchnerismo raciona a razón de siete minutos por día en los horarios centrales, mientras la propaganda de los actos oficiales resuena por radios y canales. La oposición reclama el derecho a la publicidad paga, porque tienen quienes los banquen.
Unidos en el riesgo país
Mientras los devaneos locales no dejan mirar el bosque, en Nueva York le bajaron la calificación de la deuda a Estados Unidos, que se ha convertido así, de punto de referencia del riesgo de los demás países en un país riesgo. A esto hay que agregar el ‘default' irrevocable de Grecia, que pone en carpa de oxígeno a las bancas alemana y francesa, anuncia el ‘default' de Irlanda y coloca en lista de espera a España e Italia -que se ha lanzado a la venta a mansalva de los restos del imperio romano, empezando por el Coliseo. La distancia entre el barco del capitalismo y el próximo témpano es menor que la que hay de aquí a octubre (o quizás a agosto).
José Ortiz