El martes pasado, la jueza Vilma López elevó la causa por el asesinato de Mariano Ferreyra a juicio oral y público con las pruebas que ameritan la condena de Pedraza y la patota.
El sábado previo, la Presidenta indicó con su dedo que el ministro Carlos Tomada fuera candidato a vicejefe de gobierno de la Ciudad, aunque figura en las escuchas telefónicas ordenadas por la jueza conspirando con Pedraza -tres meses después del crimen de Mariano- para derrotar a los tercerizados y fortalecer la conducción de la patota en la Unión Ferroviaria.
Tres domingos antes de la nominación de Tomada, el Rasputín de la Rosada, Horacio Verbitsky, indignado en apariencia por esas escuchas telefónicas, se creyó con autoridad para vetar a Tomada, quien en aquel momento disputaba la candidatura a jefe de Gobierno con Boudou y con Filmus.
La Presidenta conoce perfectamente todo esto, lo mismo que Filmus y los demás candidatos del Frente para la Victoria.
Tomada ha sido abogado laboral de Pedraza y de otros numerosos burócratas sindicales. Su candidatura es un respaldo político a la burocracia sindical que, como Pedraza, se ha convertido en empresaria e incluso en explotadora de los trabajadores de su propio sindicato.
Los capitalistas y el Estado necesitan a la burocracia sindical para regimentar la organización de los trabajadores -como lo han vuelto a mostrar las recientes paritarias, que se han firmado a espaldas de las bases y en función de los topes dictados en la Rosada.
El derechista Macri y el progresista Solanas no han visto la necesidad de decir nada sobre este hecho; después de todo, aseguran que su finalidad es ‘consensuar’ con el gobierno nacional y poner fin a los ‘desencuentros’.
¿La Presidenta se contradice con esta nominación dedocrática? De ningún modo: está enviando a la gendarmería a reprimir a los docentes, petroleros y desocupados de Santa Cruz cuando hubiera podido hacer algo más saludable, como reunir a la paritaria docente (un derecho de los trabajadores de la educación) y no obstruir la decisión que tomaron los petroleros de elegir su propia dirección sindical.
Que los activistas y luchadores tomen nota de lo que ocurre, que reflexionen sobre esto y que, naturalmente, saquen sus conclusiones.
Así lo vemos desde el Partido Obrero y desde el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.