Las negociaciones para que el kirchnerismo se integre a la lista del PJ cordobés para las elecciones provinciales del 7 de agosto fracasaron: el Frente para la Victoria quedó afuera del conglomerado de Unión por Córdoba (De la Sota) cuando le fue rechazado el reclamo de una serie de puestos en la lista, en especial la vicegobernación.
Los intendentes de Villa María y de Leones, ultra K que sonaban para la vicegobernación, decidieron ir por la reelección en sus municipios y negaron la posibilidad de presentar una lista K propia (la llamada 4º lista). Tampoco retiraron a sus punteros de las listas de Unión por Córdoba. El 18 de junio, cuando deban presentarse las candidaturas, se verá si el Partido de la Victoria presenta sus propios candidatos contra De la Sota. Por su lado, los "kirchneristas no peronistas" también terminaron partiéndose: el PC armó un frente con el partido de Heller y el sabbatelismo local, y el PH una alianza con un partido local. Estas presentaciones son inocuas para De la Sota o su rival, Juez. Lo que buscan es enfrentar al Frente de Izquierda.
¿Nunca menos?
¿Está dispuesto el kirchnerismo a ser el responsable de una derrota del PJ en Córdoba en medio de una campaña presidencial? ¿Ha decidido De la Sota rifar la posibilidad de ganar las elecciones? Esto es lo que los analistas políticos se preguntan en estos días. La obstinación de De la Sota no es considerada un capricho; tampoco ha abandonado sus pretensiones de ser el eje de un reagrupamiento del peronismo en caso de un derrumbe del kirchnerismo. Además de reflotar su objetivo de ir por la presidencia en 2015, De la Sota aprovechó la crisis que estalló con lo de Schoklender para reafirmar sus planteos contra los juicios a los genocidas. La pelea entre los K y el PJ cordobés va más allá de la lucha por los cargos. Si el kirchnerismo cediera a la apurada de De la Sota en la elección local, no tendría la seguridad de que éste lo apoyará realmente en las elecciones nacionales; los K tendrían que girar su mirada a Juez, incluso ahora que éste parece inscripto en el Frente Progresista de Binner.
"Carroña" Juez
Cuando olió la podredumbre, Juez salió a tratar de capitalizar la crisis del kirchnerismo. Por lo pronto, bajó su perfil antiK y aseguró que no va a hablar de la campaña presidencial hasta después de las elecciones provinciales -esto horas después de que Binner eligió a la juecista Morandini como candidata a vice. Juez ya había adelantado que votaría por CFK en una segunda vuelta. Con su firma en disidencia en la comisión del Senado habilitó el tratamiento de la designación de Marcó del Pont al frente del Banco Central, lo cual es una definición de peso en materia de política económica. Del Pont es una fanática del capital automotriz.
Vamos con el Frente de Izquierda
La crisis política destapada por el armado electoral abre una oportunidad política de esclarecimiento y organización para el Frente de Izquierda. El electorado popular de K quedaría huérfano de una representación autónoma. Le dejaría en evidencia que los jefes políticos K se aferran a cualquier posibilidad de un pacto, alternativamente, con De la Sota y con Juez. El Frente de Izquierda, por toda su política, está en condiciones de ganar a una parte de ese electorado -en especial en las grandes fábricas y en la juventud.
Eduardo Salas