Nos referimos a las de las gráficas Cedinsa y AGR-Clarín, la perfumista Avón, la mecánica Cables Lear y la camionera Aesa. En las cuatro primeras, la burocracia fue derrotada en elecciones para cuerpos de delegados; en la última (la camionera), se produce una destitución del cuerpo de delegados a partir de una huelga, la cual fue atacada una y otra vez por patotas sindicales del gremio (ver nota en Prensa Obrera Nº 1.203).
La elección de Cedinsa fue un ‘adelantamiento' armado por una campaña feroz de la patronal y la burocracia sindical de la Federación Gráfica, con la certeza de que obtendrían el cuerpo de delegados. No fue así: triunfó la lista antiburocrática, que reforzó sus filas con nuevos activistas.
La elección de AGR enfrentó al poderoso monopolio Clarín, después de que éste se cansara de despedir trabajadores en combinación con distintas alas de la burocracia -es decir que la lista ganadora fue garantizada por la cuarta o la quinta línea de activistas.
En Cables Lear (del Smata), con más de 700 compañeros, la burocracia se jugó con todo. Suspendió la afiliación a tres delegados independientes para sacarlos de la cancha y convocó en una semana a la elección. Se armó una lista opositora, la Celeste, que fue la ganadora.
En la perfumista Avón, con unos 500 compañeros, el sindicato impulsó la división de la interna para regimentar la planta, la que luego de una etapa de deliberación en torno al pasaje al gremio camionero (logística), optó por luchar por sus reivindicaciones en el cuadro del gremio del perfume. La nueva interna le ganó a la lista amparada por el sindicato en una proporción de 2 a 1: una victoria fulminante. En todos los casos, las burocracias sindicales forzaron procesos de elección por lista y no por secciones, para evitar, incluso, cuerpos de delegados pluralistas.
El presidente de la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires, Osvaldo Rial, declaró recientemente que "los mandos medios no responden a las cúpulas sindicales". En el último congreso de la UOM, se introdujo como segundo punto del debate "el avance de la izquierda en el gremio".
Es claro que, más allá de los trabajos sindicales de las agrupaciones clasistas en el movimiento obrero, estamos frente a un proceso político y frente a una etapa. La hemos definido, no hace mucho tiempo, como "de transición" o "nuevo comienzo". Las experiencias de cuerpos de delegados combativos (como Ecotrans, la Línea 60 y el subte, Kraft, decenas de gráficas) se extienden al conjunto del movimiento obrero como tendencia. En eso consiste la transición que caracterizó la Conferencia Sindical del Partido Obrero de noviembre de 2009, transición que tiene su origen en la impronta piquetera del movimiento obrero, los procesos de ocupación de fábricas y de luchas posteriores al Argentinazo -como la de las seis horas del subte.
La crisis del kirchnerismo en el movimiento obrero está a la vista -una desmentida fabulosa a su pretendida "victoria cultural". Lo demuestran los ataques del gobierno a las huelgas, el planteo de suspender la personería de Apta, los choques entre la Casa Rosada y Moyano. Lo que ocurre en Aerolíneas es la tumba de La Cámpora sindical. El moyanismo, que buscó canalizar al movimiento obrero durante una etapa, está apoyando el tarifazo y dejando pasar despidos y suspensiones.
Por otra parte, sectores masivos de la juventud obrera votaron al Frente de Izquierda el 23 de octubre, una referencia política nacional que impulsa su organización en los lugares de trabajo. La seguidilla de victorias clasistas impugna la tesis de los izquierdistas pícaros, quienes sostienen que el camino para una nueva dirección pasa por "cavar trincheras" con la burocracia.
La lucha por una nueva dirección del movimiento obrero está vinculada en profundidad con la bancarrota capitalista, la cual plantea tareas y luchas que superan a cualquier burocracia sindical, por más que ésta se aventure por el camino de la demagogia combativa.
Néstor Pitrola