El jueves 5, el intendente de Córdoba anunció que pagaría en cuotas los sueldos de diciembre -debido, decía, a no contar con los fondos suficientes. Tres días después, conseguía un préstamo y efectivizaba los salarios. En el medio una huelga general de los municipales, presentada como retención de tareas y acompañada con cortes de calle, paralizó toda la administración. El paro había surgido como mandato unánime de todas las asambleas realizadas al efecto de discutir el plan de acción.
Sin embargo, la intendencia no cesa en su política. Horas después de depositar los salarios, se constituyó como querellante contra los trabajadores, por supuestos ‘desmanes' cometidos durante los cortes. Además, anuló las denominadas "prolongaciones de jornadas" a cerca de mil compañeros, las cuales se otorgan anualmente desde hace más de diez años y ya se han convertido en parte del salario. Ello provocó nuevas asambleas, que mantienen a muchos sectores de la municipalidad paralizados. Antes, había hecho votar en el Concejo Deliberante la poda de la mayoría de horas extras.
Mestre está empeñado en descargar la crisis y las deficitarias cuentas municipales sobre los trabajadores y el pueblo, para seguir garantizando los negociados de los capitalistas locales e incluso profundizarlos. En esa inteligencia, Mestre sabe que los municipales, los compañeros de UTA y del Surrbac (recolectores de basura) serán en lo inmediato los grandes rivales a derrotar.
Al paquete de medidas antipopulares anunciado en diciembre pasado (ver en PO Nº 1.207 "Ajustazo"), se ha sumado un plan para la privatización de las empresas de transporte y de recolección de basura.
La huelga municipal ha establecido una oposición a los planes del gobierno. Sobre la base de enfrentar el ajuste y los tarifazos, y defender el trabajo, el salario y las condiciones laborales, impulsemos asambleas y plenarios para discutir un programa y un plan de acción para defender todas las conquistas amenazadas.
Jorge Navarro