A lo largo del año pasado y durante este año, los trabajadores de los hospitales públicos de Córdoba, tanto provinciales como municipales, han desarrollado una lucha sin tregua por un salario básico igual a la canasta familiar, y el pase a planta de contratados y monotributistas. Esta lucha forma parte de la denuncia sistemática del proceso de privatización de la salud que también se refleja en el vaciamiento de los hospitales expresado en la falta de recursos humanos, de insumos y escasa inversión en infraestructura hospitalaria en toda la provincia pero que también se presenta a nivel nacional.
El gobierno provincial intentó desarticular los paros, asambleas y movilizaciones, primero por medio de la burocracia sindical, luego por la patoteada y la persecución de los activistas, hasta que jugó todas sus cartas a la conciliación obligatoria en la que coqueteó con los diferentes gremios intervinientes en el conflicto. Lo cierto es que ni el gobierno de Schiaretti, ni el actual de De la Sota lograron darle un cierre definitivo al conflicto.
No obstante esto, hace unos días la burocracia sindical del SEP (uno de los 5 gremios que actúan en salud) entregó las paritarias por un 25% en tres cuotas. Asimismo se acordó que los aumentos serán sólo para personal de planta, dejando de lado a los contratados, ni hablar de los monotributistas. El Jefe de Gabinete, Oscar González, aseguró que “no tolerará medidas de protesta por fuera del acuerdo”, haciendo oídos sordos a los reclamos legítimos de los trabajadores de base que no aceptaron el acuerdo.
Este acuerdo miserable generó grandes repercusiones entre las bases, que lejos de cerrar la crisis de la salud ha dejado al desnudo que está destinada a evidenciarse en todos los sectores de la provincia frente al proceso de privatización. Basta con echar una mirada a los trabajadores de la salud municipal que llevan más de 6 meses sin cobrar sus salarios y ya han empezado nuevamente con las medidas de fuerza, a lo que el actual intendente radical Ramón Mestre hace la vista gorda. El Hospital Nacional de Clínicas, no es ajeno a la agonía que sufre la Salud Pública, donde se desempeñan la mayor cantidad de profesionales precarizados, con sueldos miserables que no llegan ni siquiera al sueldo promedio, en el marco de una carencia de personal insostenible.
Frente a todo esto, la conclusión es que la experiencia de lucha del año pasado no hace más que crear los cimientos para la organización del conjunto de los trabajadores de la salud, independientemente de los intereses particulares de los sindicatos intervinientes, porque el único relevo a la burocracia sindical del SEP viene de la mano de la asamblea general de trabajadores de la salud, de la elección de delegados por hospital que actúen con mandato de base, para recuperar los sindicatos al servicio de los intereses de los trabajadores, por un salario igual a la canasta familia, contra la destrucción de la salud pública, contra las medidas confiscatorias de ajuste y el intento de hacer caer la crisis internacional sobre las espaldas de los trabajadores.
L y P
TRIBUNA DE SALUD CORDOBA