La convocatoria formal al Confederal de julio por parte de Moyano, con el único objetivo de nombrar nueva dirección en la CGT, ha profundizado la disputa entre las camarillas de la fragmentada burocracia sindical. Moyano está muy activo contra el gobierno, pero hoy mismo no enfrenta ni se define en contra del ajuste. Se ha focalizado en reclamar la devolución de la colosal deuda con las obras sociales, y secundariamente en el mínimo no imponible de ganancias. Los rivales de Moyano parecen haber obtenido del gobierno una regularización de deudas con sus propias obras.
El movimiento para desplazar al camionero, que arrancó de parte del kirchnerismo, ha dado un nuevo paso: acaba de expulsar a los moyanistas de la APE, que maneja los fondos de obras sociales para alta complejidad.
El gobierno parece ‘jugar’ por Caló, de la UOM, para desplazar a Moyano. Pero el juego implica la entrada a la cancha de otros burócratas opositores al gobierno, como Barrionuevo, que puede transformarse en árbitro de una elección. Así las cosas, el pronóstico más difundido es que la CGT se divide en julio próximo. El moyanismo se va inclinando hacia viejos disidentes duhaldistas como Venegas, un aliado de la Mesa de Enlace.
Aunque Moyano reclama una deuda de 15 mil millones de pesos, el abogado Jorge Vitale, que inició la causa judicial radicada en el Juzgado Federal 4, reclama 25.960 millones (Perfil, 31/3). Nadie informa dónde está este dinero, probablemente destinado al pago de la deuda externa. Para este fin, en algún momento el kirchnerismo pensó en la estatización de las obras sociales, como hizo con el Renatre.
Se rumorea que los rivales de Moyano quieren mantenerlo en el Consejo Directivo, pero se trata de una alternativa improbable. La lucha de camarillas ya apunta a una fractura. Barrionuevo ya avisó, “si no hay diálogo para un triunvirato, empezaremos nosotros a organizar el confederal”.
La burocracia sindical concibe “la unidad del movimiento obrero” como un instrumento de presión para sus intereses económicos de casta. Lo que la clase obrera necesita es una CGT para luchar. Esto implica echar a la burocracia y una dirección clasista de los sindicatos. La crisis política general, del kirchnerismo y de la oposición, favorece la irrupción de una alternativa de conjunto de carácter anti-capitalista y asimismo una dirección clasista de los sindicatos y la CGT.
Es lo que reafirmaremos, el próximo 1º de Mayo, cuando llamaremos a desarrollar agrupaciones clasistas y el frente único de estas agrupaciones y activistas en todo el movimiento sindical.
Néstor Pitrola