12 de abril de 2012

Recesión en puertas

1. Un informe de la patronal mercantil Came indica que las ventas minoristas cayeron un 2% en marzo respecto de ese mes en 2011. Descontada la inflación, la caída es superior al 20%.

2. En febrero pasado, la estimación industrial del “Indek” registró un aumento anual del 5,5%. Es el menor en dos años y sigue una tendencia descendente desde agosto pasado, cuando había sido del 10,4%. La industria automotriz soportó, en marzo, una caída del 4% en sus ventas internas respecto del año anterior y del 25,5% en las ventas a Brasil. Toda la industria está soportando el parate de la economía brasileña, que “cerró el año con un crecimiento de tan sólo el 0,3% en relación con 2010, cuando se había expandido al 10,5% (La Nación, 8/4).

3. Las importaciones de insumos para la industria, que en el primer semestre de 2011 resultaron superiores en un 30% a las de 2010, se plancharon en el último bimestre. Es cierto que fueron afectadas por las restricciones oficiales. Pero no fueron compensadas por una “sustitución de importaciones”. La gran industria textil o de maquinaria agrícola registra una escalada de suspensiones y despidos.

4. Por su parte, la actividad constructora registró, en febrero, su primera caída en 27 meses; mientras que las ventas y compras de propiedades fue, en marzo, un 14% inferior a la del año anterior.

La reversión de la curva de la economía tiene su telón de fondo. Por un lado, la Came señala “un alto compromiso de los consumidores con sus tarjetas de crédito” -o sea que se agota la inyección de consumo sostenida en el endeudamiento. Por otra parte, los salarios soportan la presión de los impuestazos en todos los niveles. En medio del parate, Guillermo Moreno ha habilitado aumentos de entre el 3 y 9% en las listas de precios de las firmas alimenticias, “que rigen con firmeza en las góndolas de las grandes cadenas de supermercados” (El Cronista, 2/9). A esta carestía, se sumarán en breve las consecuencias de la eliminación de las retenciones a las exportaciones de carnes. La consigna de De Angelis, “el lomo a ochenta pesos”, será la salida a la crisis que plantean los frigoríficos.

Frente a este panorama, los funcionarios esgrimen, aliviados, el aumento del precio de la soja y un refuerzo de los precios de las exportaciones sobre los de las importaciones (‘términos del intercambio’). Es decir que se agravó la dependencia económica de la soja. Pero el superávit comercial se ha reducido al mínimo y la salida de capitales no cesa.

Marcelo Ramal