En el proyecto de estatización trucha de YPF no se dice una sola palabra de las condiciones laborales y salariales que tienen y que tendrán los obreros petroleros, tampoco de su futuro papel ni el de sus organizaciones.
Los compañeros petroleros sufren la superexplotación de Repsol, Eskenazi y las demás operadoras, sean Panamerican Energy o las otras, en lo que es el reverso de la moneda del vaciamiento de las riquezas energéticas, los aumentos de precios en los combustibles o la fuga de capitales. Miles de compañeros están tercerizados o contratados, tanto en Santa Cruz como en Chubut, Neuquén y otras provincias, encuadrados en la Uocra, una de las grandes reivindicaciones de todas las huelgas petroleras de la era K. En Cerro Dragón, los petroleros mal encuadrados han impuesto un sindicato sui generis, tipo Sitraic, contra la Uocra de Gerardo Martínez, que lucha por aproximar sus condiciones a las del convenio petrolero. El salario petrolero tiene un componente inmenso en negro, que se ha ido agravando para sortear, en parte, el impuesto a las ganancias que se lleva una gran tajada, pero que tiene como consecuencia jubilaciones de hambre que se computan sobre el salario en blanco. Esto en provincias con un altísimo costo de vida. Es permanente el despido de activistas y compañeros, el atraso en liquidaciones, los “pases” de una contratista a otra con recortes de personal, que en el último período han desatado conflictos en San Antonio, Oleosur, Transportes Romero, Oil, Figueroa y tantas otras. Por los piquetes en Transportes Figueroa tenemos dos nuevos compañeros presos.
Ni una palabra de todo esto. Es más, la burocracia de la Federación Petrolera, comandada por Roberti, quien mantiene “manu militari” la intervención en el sindicato santacruceño, firmó un convenio con “paritarios colaboradores”, cuando ya había empezado el quite de áreas a YPF por parte de los gobernadores. Es decir que se apuró a firmar -y el gobierno kirchnerista hizo la vista gorda- el convenio que los obreros pretendían modificar por decisión de asambleas de miles de trabajadores en el marco de la última huelga general. Recordemos que una de sus reivindicaciones centrales fue elegir una comisión paritaria en asamblea para discutir el convenio. Como consecuencia de ese convenio no hay un pase a planta permanente, siguen los “contratos por tiempo determinado” expresamente habilitados, los salarios en negro y los topes de asignaciones familiares como el mínimo no imponible en niveles confiscatorios; todas reivindicaciones centrales del gremio. Sigue también la jornada de 12 horas. El apuro de Roberti ha servido en bandeja al kirchnerismo una YPF con los métodos negreros “convencionados”. Esa fue su cuota de apoyo práctico a la estatización trucha.
El proclamado objetivo de “autoabastecimiento” es un objetivo capitalista, no tiene nada que ver con ninguna reivindicación obrera, más allá de que fracasen en el objetivo, de que apliquen tarifazos con esa excusa o que, de acuerdo con la ley, se adjudiquen áreas a otras multinacionales, que hoy se roban la riqueza de los mares de Malvinas.
La Presidenta, con motivo del operativo YPF, atacó otra vez los piquetes diciendo que la privatización -que ella apoyó- fue el origen de los piquetes. Pero si así fuera habría que revertir todas las condiciones laborales y salariales que hoy mismo empujan a los piquetes a los obreros petroleros. Nada de eso está en la ley, ni han dicho una palabra sus defensores kirchneristas y no kirchneristas, como Binner, los radicales o Pino Solanas. La Presidenta mostró, otra vez, la veta antiobrera de su gobierno -como lo hizo con los mismos petroleros del norte de Santa Cruz un año atrás, cuando atacó a su huelga por “extorsiva”.
Compañeros petroleros: ni un gramo de confianza en la nueva patronal de YPF, que es socia de Eskenazi y de los fondos de inversión norteamericanos que comparten el nuevo paquete accionario que tendrá la compañía. En estos días se agitaron las aguas entre los petroleros santacruceños porque el 25 de abril se cumple un año de la intervención y hay muchas ganas de autoconvocar una asamblea general. Adelante con la iniciativa. Para que se vaya la intervención, se convoquen a elecciones bajo control de los trabajadores y se levante un claro pliego de reivindicaciones de la clase trabajadora, todos temas completamente ausentes en esta re-privatización de YPF; ahora al estilo Petrobras, que es otra de las patronales contra la cual hay que seguir luchando. Por la nacionalización integral de toda la industria hidrocarburífera, bajo control obrero.
Néstor Pitrola