El camino de los sobres
Al gobierno no le importa en absoluto que este o aquel periodista reciba sobres. Le importa, en cambio, quién le da el sobre y para decir qué. La Presidenta no ataca a Bonelli porque supuestamente haya cobrado de Repsol: lo ataca porque Bonelli dice cosas que disgustan al oficialismo.
La “ley de ética”, por lo tanto, no apunta contra los lobbistas que cobran dinero -en blanco o en negro- en diversas ventanillas patronales para presentar como si fueran informaciones lo que en verdad son operaciones de prensa de pulpos empresariales. La ley apunta a establecer una regimentación general contra los trabajadores de prensa.
Por otra parte, hay detrás de todo el asunto un conflicto político de fondo.
La ley de medios ya se ha develado como un completo fracaso. Por otra parte, su aplicación estricta afectaría a empresarios periodísticos oficialistas, como el mafioso del escolaso Cristóbal López, o al grupo Vila-Manzano. A esta altura, sólo queda en pie el objetivo básico de todo este armado: la destrucción del grupo Clarín -y, de paso, el amordazamiento general de la prensa- antes del comienzo de la campaña para las elecciones legislativas del año que viene.
La Korpo, con más de 160 medios en su poder, no consigue siquiera niveles aceptables de lectores y de audiencia. El “relato” naufraga porque la realidad lo hunde, porque la llamada “batalla cultural” del kirchnerismo es el verso vacío de un gobierno que rema, impotente, contra una crisis que lo desborda.
Ahora, si se impusiera la “ley de ética”, no impedirá la circulación de sobres entre los lobbistas periodístico-empresariales: sólo hará que los sobres sigan determinada dirección. En cambio, afectará directamente a los trabajadores de prensa, a su ya casi imposible libertad de expresión.
A. Guerrero