La semana que viene se reunirá el Consejo del Salario. Empresarios, dirigentes sindicales y el gobierno van a discutir un aumento en el salario mínimo, vital y móvil, el cual está hoy en los 2.300 pesos. Con el aumento que prevé el gobierno, el nuevo salario mínimo orillará los 3.000 pesos.
La inflación que se viene, con aumentos de tarifas incluidos, se va a devorar ese aumento en menos de un año.
El gobierno nos va a decir que el nuevo salario mínimo “cubre una canasta básica” y que la Argentina “no tiene trabajadores pobres”.
Pero eso sólo ocurre en la Argentina del IndeK, donde se come por seis pesos por día.
En cambio, la verdadera canasta familiar se acerca a los 7.000 pesos.
El doble del salario mínimo que nos van a “regalar” en estos días.
Mientras tanto, las jubilaciones no llegan a los 1.900 pesos.
Y un tercio de los trabajadores, en negro, no cuenta siquiera con el piso de ese salario mínimo.
Un viejo conocedor de estos “consejos del salario”, Moyano, ha dicho que el de la semana que viene “será un circo”.
Reclamó un mínimo, vital y móvil de 3.500 pesos.
Pero para ese salario -que sigue muy lejos de la canasta familiar- no ha dispuesto otra cosa que un afiche.
No queremos el salario mínimo del IndeK.
Luchemos por un salario igual a la canasta familiar, por la derogación del impuesto al salario, por el fin de la precarización laboral y las tercerizaciones.
Recuperemos los sindicatos para la clase obrera.