Las revelaciones sobre las operaciones de lavado de dinero y fuga de divisas por parte de la camarilla kirchnerista pone de manifiesto que la llamada “reconstrucción de la burguesía” fue la cobertura para crear un grupo capitalista propio que fue financiado mediante el vaciamiento del presupuesto público nacional. El resultado fue un fracaso descomunal: Argentina no tiene una nueva burguesía nacional ni logró asociar a este proyecto a los estados capitalistas que buscan emerger, como China o Brasil. Parte de esta arge-burguesía salió del barco escaldada, como los Bulgheroni, Eurnekian o Eskenazi. Mientras los Báez y los Cristóbal López se “la llevaban a paladas”, su jefa en el gobierno pagaba a los usureros internacionales con la plata de los jubilados y el impuesto al salario, o prepoteando un tope a las paritarias. La corruptela nacional y popular se enlaza con la crisis abierta por el intento de ‘democratizar a la Justicia’, porque revela el interés por encubrir el latrocinio oficialista.
Han sido dos semanas catastróficas para el gobierno: las inundaciones causadas por la desidia oficial y el impulso a la especulación inmobiliaria; el compadrazgo entre Tomada y Pedraza; la macarteada contra la izquierda mientras patoteaba la barra del Indek; los videos de Lanata sobre lavado de dinero por parte de los K; la zancadilla de Verbitsky a la atropellada judicial; el despilfarro de la herencia de Chávez por parte de la camarilla chavista y de la boli-burguesía de Venezuela.
Denunciamos desde el Partido Obrero el derrumbe ignominioso de un proyecto nacional y popular mentiroso y advertimos contra el intento de que lo capitalice la derecha y centroizquierda que gobernaron con Menem, De la Rua y Duhalde. Convocamos a reforzar las filas de la izquierda independiente y revolucionaria para abrir la perspectiva de un gobierno de trabajadores.
Jorge Altamira, candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, por el Partido Obrero en el Frente de Izquierda.