Dos masivas asambleas de los choferes de la empresa municipal de transporte (Tamse) resolvieron un plan de lucha para oponerse a la privatización aprobada por el Concejo Deliberante. Las medidas de lucha empiezan el lunes 8, con asambleas que paralizarán el servicio y movilización al municipio.
El intendente radical, Ramón Mestre, estableció un llamado a licitación del transporte de Córdoba que es un negocio redondo para los grupos capitalistas. La licitación incluye los recorridos de la Tamse. Previamente, comenzó un proceso de ajuste para hacerla “más atractiva”. Apenas asumió, se mandó un boletazo del 30 por ciento, despidió cientos de trabajadores y perseguir al activismo. Ahora le ofrece a los capitales privados los recorridos más rentables con una flota parcialmente renovada, dejando los que no lo son en manos del municipio y preparando, así, su liquidación por “muerte natural”. Una estafa contra los trabajadores, los usuarios y las arcas públicas.
La resistencia de los trabajadores -así como la fuerte agitación de la agrupación clasista Ortuta y el PO- obligó a la junta directiva a retroceder sobre sus propios pasos. Incluso se presentó en las elecciones de delegados como una “lista antiprivatización”.
El Partido Obrero, el 21 de marzo, presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante, donde se resuelve “eliminar los recorridos que actualmente presta la empresa municipal Tamse de la licitación que se realiza según los pliegos de licitación aprobados” en enero por el Concejo. Esta presentación tuvo gran difusión mediática y colocó a Eduardo Salas como uno de los voceros de la defensa de la Tamse y de la denuncia de la estafa. Con ese mismo proyecto, junto a una declaración política, hemos empezado una campaña de agitación sobre todas las cabeceras de línea y sobre los barrios donde Tamse presta servicios. A su vez, se lo hicimos conocer a la directiva del gremio. El secretario general, Peñaloza, en los informes a las asambleas se vio obligado a decir que la única fuerza política que hoy enfrenta la privatización es el Partido Obrero.
La estatización del transporte público y el control de éste por parte de los trabajadores es la única salida.
Alejandro Roqueiro
El intendente radical, Ramón Mestre, estableció un llamado a licitación del transporte de Córdoba que es un negocio redondo para los grupos capitalistas. La licitación incluye los recorridos de la Tamse. Previamente, comenzó un proceso de ajuste para hacerla “más atractiva”. Apenas asumió, se mandó un boletazo del 30 por ciento, despidió cientos de trabajadores y perseguir al activismo. Ahora le ofrece a los capitales privados los recorridos más rentables con una flota parcialmente renovada, dejando los que no lo son en manos del municipio y preparando, así, su liquidación por “muerte natural”. Una estafa contra los trabajadores, los usuarios y las arcas públicas.
La resistencia de los trabajadores -así como la fuerte agitación de la agrupación clasista Ortuta y el PO- obligó a la junta directiva a retroceder sobre sus propios pasos. Incluso se presentó en las elecciones de delegados como una “lista antiprivatización”.
El Partido Obrero, el 21 de marzo, presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante, donde se resuelve “eliminar los recorridos que actualmente presta la empresa municipal Tamse de la licitación que se realiza según los pliegos de licitación aprobados” en enero por el Concejo. Esta presentación tuvo gran difusión mediática y colocó a Eduardo Salas como uno de los voceros de la defensa de la Tamse y de la denuncia de la estafa. Con ese mismo proyecto, junto a una declaración política, hemos empezado una campaña de agitación sobre todas las cabeceras de línea y sobre los barrios donde Tamse presta servicios. A su vez, se lo hicimos conocer a la directiva del gremio. El secretario general, Peñaloza, en los informes a las asambleas se vio obligado a decir que la única fuerza política que hoy enfrenta la privatización es el Partido Obrero.
La estatización del transporte público y el control de éste por parte de los trabajadores es la única salida.
Alejandro Roqueiro