6 de junio de 2013

Crisis en la burocracia de Smata

Impulsemos una política obrera

La semana pasada renunció al Ministerio de Trabajo de Córdoba Omar Dragún, secretario general del Smata. Afirmó que debía retornar al sindicato por la incapacidad de conducción del adjunto, Ángel Tello. Los mentideros ubican las causas en nuevas denuncias de corrupción que finalmente habrían precipitado la salida del burócrata, similares a las que provocaron, días atrás, la renuncia del ministro de Transporte y de varios funcionarios más.

Cuando Dragún asumió, hace dos años, no sólo estaba a cargo del Smata, sino también de la CGT regional. La asunción tenía como objetivo comprometer a toda la burocracia sindical en la gestión de De la Sota, dominada por los capitalistas del campo y de las multinacionales automotrices. Una primera conclusión de la renuncia es el fracaso de esa política. La burocracia sindical se ha colocado ante todos los trabajadores como lo que es, es decir, representante del poder de los capitalistas en las organizaciones obreras.

La renuncia da cuenta de la crisis política que atraviesa el gobierno provincial. El quiebre del oficialismo, caracterizado por una dispersión de listas que van por dentro o fuera de cara a las elecciones nacionales, se ha introducido de lleno en el Smata. Igual que en la provincia, el enfrentamiento de la burocracia está acicateado por el enfrentamiento que lleva De la Sota con los K.

La crisis del Smata se asienta en la situación que enfrenta la industria metalmecánica, azotada por las consecuencias del parate económico. Hace dos semanas, Fiat inauguró una planta de maquinaria agrícola que generaría 600 puestos de trabajo (en realidad es un galpón y esas maquinarias ya se venían fabricando en Ferreyra) y la producción saldría con un 18% de componentes nacionales.

Pero mientras Cristina Kirchner festejaba que el pulpo invertía cerca de 100 millones y el gobierno nacional ponía una suma superior, Fiat anunciaba la inversión de 7.451 millones de dólares en Brasil para ampliar su producción de autos, camiones, motores, autopartes y máquinas agrícolas. Sin el acuerdo del gobierno nacional, la importación de piezas y la venta de unidades producidas en Brasil por parte de la multinacional, no tendría desarrollo.

La burocracia sindical no puede unir a nadie porque no tiene un programa para ello. Dragún y De la Sota hacen demagogia contra el impuesto al salario, pero el Smata no ha movido un dedo para luchar por su eliminación y el gobernador lo sigue cobrando vía la coparticipación automática. El ministerio de Tomada acaba de declarar que los despidos en VW son discriminatorios, pero ello sólo tiene un valor testimonial. Cuando se trata de amparar a las patronales las resoluciones del ministerio son declarativas, pero cuando se establecen para regimentar y atacar a los trabajadores resultan de cumplimiento obligatorio. Los dos gobiernos son cómplices de la fuerte precarización laboral que imponen las automotrices en sus plantas, donde más del 60% de los trabajadores se encuentran tercerizados.

El activismo

Un activismo viene ganando protagonismo en Smata, incluso recuperando cuerpos de delegados como en VW. Ante ello, las patronales, la burocracia y el gobierno provincial golpearon con despidos. El mismo día que renunciaba Dragún, una patota del Smata agredía a los compañeros despedidos de VW que se encontraba volanteando en las puertas de Iveco. Las represalias y patoteadas, lejos de suprimir el proceso, lo han acentuado. En VW se produjeron asambleas repudiando la acción de la burocracia.

La crisis económica está dejando una crisis por arriba, que se traslada por entero a la burocracia sindical. Sobre ese terreno está planteada para los trabajadores la recuperación de sus organizaciones gremiales. La lucha por la reincorporación de los compañeros despedidos, por la eliminación del impuesto al salario y por terminar con la precarización laboral, abrirán el camino.

Jorge Navarro