10 de junio de 2013

Deforestación, negociado inmobiliario, Monsanto

UN PLANTEO FRENTE A LA CRISIS HIDRICA

Localidades enteras de las Sierras Chicas (Río Ceballos, Salsipuedes, Agua de Oro, etc.), del Valle de Punilla (Giardino, Capilla del Monte, etc.), el departamento Cruz del Eje en pleno y el resto del norte provincial, viven hoy dramáticamente la ausencia de agua potable y para riego.

La situación tiene razones muy precisas y responsables directos.

La primera es la continua deforestación que mata la fábrica de ríos: el bosque. La Legislatura aprobó entre gallos y medianoche en 2010 la ley de ordenamiento territorial de bosques nativos, hecha a medida de los capitalistas del campo que están extendiendo abrumadoramente la frontera de cultivo de la soja (fundamentalmente). Ley mediante la deforestación continúa a ritmo sostenido.

La segunda es el negocio inmobiliario que ha llenado las sierras, primero de aquellos trabajadores que huyeron de la ciudad ante el abusivo costo de alquileres y propiedades, y más tarde por la proliferación de emprendimientos de alto valor, como countries o clubes de campo, incluidos algunos lujos como canchas de golf (Giardino, Mendiolaza) y otros servicios que requieren el uso intensivo del agua. Este proceso sigue a todo ritmo. Han sido los vecinos de Río Ceballos los que con su acción impidieron un loteo en plena reserva de La Quebrada. Lo mismo sucede con el emprendimiento proyectado en Candonga.

La tercera es la ausencia de obras públicas que acerque el agua a las localidades que por sus condiciones climáticas están más expuestas a un faltante de agua.

Una última, pero no menos importante, es que los recursos hídricos están fundamentalmente destinados a los requerimientos de los grupos capitalistas (es lo que sucede con el Río de los Carneros) y controlados por estos.

La crisis del agua no responde a causas naturales, sino fundamentalmente a los negocios capitalistas. Es también un factor de expulsión de los campesinos y pequeños productores que ven derrumbada su economía como consecuencia de la sequía, quedando a la merced de los grupos capitalistas más poderosos del agro.

Monsanto

La instalación de Monsanto en la provincia está siendo resistida fuertemente; los vecinos de la localidad de Malvinas Argentinas se organizaron para impedir su instalación. Monsanto tiene un historial contaminador y la planta proyectada le hace honor al mismo.

La planta en Malvinas Argentinas estará asentada sobre uno de los principales acuíferos de Latinoamérica, con el mayor porcentaje de agua potable. El objetivo es que esta planta produzca semillas de maíz, las cuales serán “envenenadas” con agrotóxicos, y luego “curadas”; este proceso requiere de un consumo extraordinario de agua, pero además plantea la posibilidad de filtración de venenos hacia el acuífero.

La instalación de Monsanto está avalada por los gobiernos nacional y provincial, con el visto bueno del Tribunal Superior de Justicia, a pesar de que viola la ley general de ambiente. Monsanto agravará el desarrollo de la economía provincial (redunda en monocultivo y fundamentalmente en el negocio del biodiesel), con un negocio redondo a favor que le reportará como mínimo 800 millones de dólares por la ley de semillas que le prometió el gobierno nacional.

Un programa para encarar la crisis hídrica

La organización de los vecinos y trabajadores de todas las localidades afectadas, a través de la deliberación y resolución colectiva por asamblea, es la herramienta para luchar por un programa de acción que ponga fin al dominio capitalista sobre el agua, la tierra y nuestro ambiente, con las graves consecuencias que hoy padecemos.

1. Derogación de ley 9814 y aprobación del proyecto de ley acordado en el debate entre organizaciones de defensa del ambiente, docentes universitarios y la COTBN, que protege el bosque y extiende la protección al nacimiento y curso de los ríos.

2. Prohibición de la instalación de Monsanto. Aprobación del proyecto de ley presentado por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores en la Legislatura.

3. Cese inmediato de todos los proyectos inmobiliarios del alta gama o que no estén destinados a la vivienda única. Control del uso del suelo y del agua por parte de las organizaciones obreras, de vecinos y de defensa del ambiente, con poder de veto.

4. Impuesto extraordinario a los grandes grupos sojeros y de la especulación inmobiliaria, para remediar los daños al ambiente, y la realización de obras públicas requeridas por los vecinos de las distintas localices afectadas.


PARTIDO OBRERO
en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores