La próxima emisión del Cedin (que recibirán los que blanqueen dólares) implica la oficialización del mercado paralelo. Quien posea estos títulos podrá cambiarlos en forma inmediata por los dólares que ingresarán al Banco Central por el blanqueo. El único requisito será la acreditación previa de su uso para una operación inmobiliaria, por lo cual se conformarán dos mercados de cedines: el de los títulos sin aplicación a esta operación (que se comercializarán con un descuento) y el de los títulos que ya fueron aplicados a una transacción inmobiliaria y podrán seguir utilizándose como forma de pago entre particulares, de manera legal. Serán cuasidólares que podrán cambiarse por pesos a la cotización del mercado paralelo.
La Anses confiscada, ahora interventora del mercado paralelo
La pretensión del gobierno es que el precio del dólar paralelo se fije en el mercado de los cedines, que será legal. Así como en las últimas semanas la Anses bajó parcialmente el dólar que se opera en el mercado de capitales (también legal), vendiendo títulos en cartera propios y de bancos ligados al gobierno, el gobierno intenta ahora armar un mercado de estos nuevos títulos, utilizando para ello los dólares que ingresen con el blanqueo de capitales. “La Anses actuaría como un Banco Central alternativo”… “vendiendo para bajar la cotización, o comprando para que suban” (Cronista). El organismo de los jubilados, que ya fue confiscado durante los últimos años de manera millonaria por la alteración de los índices del Indek, “licuando la deuda del sector público” (ídem), ahora será utilizado como el interventor del mercado de cambios, usando para ello los dólares que ingresen del lavado-blanqueo de capitales.
Un intento de corto alcance, en la vía de la devaluación
No obstante, se duda que “el volumen blanqueado alcance para sostener esos papeles” (Cronista). Es que el objetivo de “máxima” del blanqueo no alcanza siquiera a compensar la caída de más de 4.500 millones de dólares en las reservas del Banco Central durante los cinco primeros meses del año. En el blanqueo anterior (2009), apenas ingresaron 680 millones de dólares, mientras que otros 4.000 dólares se blanqueron sin ingresar al país. Por otro lado, hay un temor internacional a que la Reserva Federal de Estados Unidos limite el monto de dólares que ofrece cuasi gratis al mercado, lo cual está elevando la tasa de interés de ese país y provocando una reversión de la tendencia de los últimos años que era la de la inversión especulativa en materias primas y en mercados de deuda periféricos. La consecuencia es una depreciación de la moneda de Brasil (9% en tres meses) y otros países que comercian con Argentina, y una tendencia a la reversión de la suba de los precios de los “commodities” -de los cuales depende la balanza comercial argentina que ya se venía reduciendo. Esto aumenta las presiones devaluatorias.
El blanqueo y el Cedin sólo le darían unos meses de oxígeno al gobierno, que ya aumentó el ritmo de la devaluación del dólar oficial a más del 20% anual y liberó el precio de la gran mayoría de los artículos de la canasta familiar, manteniendo sólo 500 congelados. Más inflación, devaluación y desdoblamiento cambiario, la receta del gobierno ‘nacional y popular’, un ataque al conjunto de los trabajadores.
Sergio Szulman