El Frente también inscribió su alianza para el Consejo de la Magistratura, una elección de carácter nacional que tomará al conjunto del país como distrito único. Siendo un caso análogo al de la boleta presidencial, la lista será encabezada por el Partido Obrero.
En Salta, donde se presenta la lista del PO, el crecimiento en las encuestas de nuestro candidato, Pablo López, presenta la posibilidad inédita de que la izquierda pelee una de las tres bancas en juego para el Congreso Nacional.
Caracterización del acuerdo
Nosotros habíamos planteado, en octubre del año pasado, la necesidad de lanzar la campaña electoral sobre la base de los acuerdos de 2011. Advertimos que la campaña electoral empalmaría con una crisis de fondo, incluso que sería su epicentro, que debíamos tomar la delantera. Ante el desinterés político por el planteo de adelantar la campaña, desde nuestro partido la lanzamos con toda fuerza y, en el curso de ella, alcanzamos una posición muy alta como liderazgo de la izquierda anticapitalista. La cuestión política de fondo, en relación al PTS, es que éste se orientó a dejar de lado el frente de izquierda en beneficio de un ignoto ‘partido de obreros sin patrones’, que más tarde buscaría reforzar con la tesis de que “la clase obrera rompe (‘espontáneamente’, nota nuestra) con el gobierno”, precisamente en esa dirección. Como expresión práctica de esta política, en varias ocasiones marcharon en columnas sindicales (“de base”) en lugar de formar una columna del Frente de Izquierda.
De modo que la disputa por las candidaturas y sus lugares en las listas debe verse desde ese contenido político. Los delegados del PTS a la mesa del Frente plantearon desconocer los acuerdos de 2011 y obtener para ellos una representación fuera de lugar, como la primera candidatura a legislador porteño o la primera a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. De lo contrario, pretendían definir las candidaturas en las Paso, pero con un reglamento electoral a la medida de lo que iba a ser una derrota segura en el evento. Reclamaron un “equilibrio”, como si el Frente fuera una sociedad de beneficencia y no un bloque político donde cada partido recoge lo que ha conquistado. Desde 2011, en particular como consecuencia de la iniciativa política que hemos desplegado con vistas a las elecciones, el peso político de nuestro partido ha crecido en forma harto más acentuada que el resto de la izquierda. Las posiciones políticas en discusión se encuentran reunidas en el folleto que hemos editado con los textos de unos y otros, incluidos los de Izquierda Socialista. De nuestra parte, como consta en ese folleto, aceptamos todas las vías para asegurar la presencia del Frente en la campaña electoral (también las internas con métodos democráticos), porque el Frente es la expresión (contradictoria) de una tendencia política de los sectores más activos del proletariado y de la juventud; porque, para nosotros, la misión del Partido Obrero es reforzar y potenciar esa tendencia; y porque nuestra tarea estratégica es unir a la izquierda revolucionaria con el movimiento obrero; ganar al movimiento obrero para el socialismo. Hemos articulado la unidad del Frente de Izquierda como un orfebre revolucionario que separa lo secundario de lo fundamental y es capaz de tener presente la visión de conjunto en la coyuntura y la particularidad. La autoproclamación es siempre una señal de impotencia política incurable.
En efecto, despejado el tema de las candidaturas principales de las próximas elecciones -que, en nuestro entendimiento, son las de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires y Córdoba-, nos dimos a la cuidadosa tarea de ‘ceder’, lo que exhibe una posición de fortaleza. Porque, de todos modos, desarrollaremos la iniciativa política más importante, no importa el lugar que ocupemos en las listas. Relegar al compañero Eduardo Salas al tercer lugar en Córdoba, cuando es el referente político indiscutido de la izquierda en la provincia (junto a Liliana, nuestra actual diputada, de IS), es un tiro al pie al Frente de Izquierda, que corregiremos con iniciativas de campaña del mayor nivel. La noticia de que Eduardo ‘va tercero’ ha desatado una voluntad de lucha enorme entre los compañeros cordobeses del Partido Obrero. Curiosamente, en todas las reuniones de la mesa del Frente hemos reiterado la importancia política e-nor-me que adjudicábamos a la candidatura a senador por la Ciudad, que ocupará el PTS, ante la impasible indiferencia de sus representantes, que alegaban que no era “expectable”, que era “testimonial”. El electoralismo, como se ve, se cuela entre los que más se cuidan. No había nada menos “expectable” que la candidatura presidencial en 2011, que precisamente por eso fue el arma política principal de esa campaña. Esperamos que el PTS no desvalorice la candidatura a senador. Pero si fuera así, la remediaremos con el que designaremos como segundo. No hay que dejar pasar tampoco otra ‘curiosidad’, porque en la lucha política es importante alcanzar una comprensión adecuada de lo que está en juego: apenas anunciado el Frente, los voceros de prensa del PTS se apresuraron en destacar que el PTS “encabezaba” el frente en la mitad de los distritos. No correspondía que así fuera, pero ¡felicitaciones! -por vías sinuosas se va comprendiendo la importancia de la lucha electoral en la formación de una conciencia socialista. Hemos insistido (y más de una vez), en la campaña de 2011, que el Frente de Izquierda había recuperado para el socialismo revolucionario la capacidad de lucha electoral; es como venir de las catacumbas, pero mientras se vaya saliendo levantemos el puño en alto.
La zorra y las uvas
En definitiva, estamos ante cuestiones de método (divergentes). Por eso son torpes los que, desde afuera, estuvieron palpitando nuestra ruptura y ahora están resentidos por la ratificación de la unidad. Son los que desprecian las uvas que hemos recogido, alegando que están verdes, que nos estuvimos peleando por puestos (ay, si ellos pudieran darse ese ‘lujo’). Las formas disimulan los contenidos, por eso adquieren otro carácter cuando se entienden estos contenidos. A través de este tipo de lucha de posiciones, que desarrollan la confrontación de ideas, se va procesando la formación del sujeto consciente de la revolución. A través de una intensa agitación política electoral, vamos a demostrar que con un segundo o tercer candidato podemos desplegar una campaña descollante. Por eso, daremos gran valor a las candidaturas a Senador en Neuquén, a diputados provinciales en Mendoza o Jujuy, o las doce candidaturas a concejales que encabezamos en las provinciales de Santa Fe. Lo mismo vale para las aproximadamente 65 de las 80 concejalías en sendos distritos de la provincia de Buenos Aires (el resto se reparten entre el PTS e IS), donde la extensión y profundidad de la penetración del PO se mide en las listas, las conquistas obreras y estudiantiles, y los líderes locales destacados. Esto vale también para el distrito de La Plata, donde iremos segundos en concejales a pesar del protagonismo del PO en la gran huelga de Educación, en las conquistas de los Suteba de La Plata y Ensenada -cuyos secretarios generales pertenecen al PO- o en el papel jugado por nuestra militancia -y de Laura Khon en particular- en las asambleas populares que emergieron después de las inundaciones.
Manifiesto electoral
Ahora viene lo que será la campaña de elecciones parlamentarias más intensa de la historia última. Es necesario que preparemos con gran cuidado un manifiesto político, que en primer lugar exprese nuestra caracterización del momento histórico del capitalismo mundial y de Argentina. Es necesario abandonar la autoproclamación ideológica y el recetario de reclamos. Hay que sentar el manifiesto político en la sólida base de la caracterización del momento y, a partir de aquí, desarrollar (no enunciar simplemente) un programa de transición, porque tendremos centenares e incluso miles de tribunos obreros que deberán explicarlo al pueblo y defenderlo en polémica con los partidos capitalistas y pequeño burgueses. La campaña electoral debe formar más cuadros y reforzar a los cuadros que ya existen. El régimen político de Argentina ha vuelto a ingresar en una pendiente, como lo demuestra el hecho de que el gobierno se va reduciendo a una mesa de dinero, ocupado en evitar el derrumbe de la moneda y organizar una devaluación que satisfaga los intereses de los principales grupos capitalistas. La disolución de la capacidad de gobierno se advierte en la aparición de una moneda paralela dolarizada, que organiza esa devaluación, pero que, en principio, es la expresión de un descontrol económico. La calidad del manifiesto político será una prueba del grado de maduración del activismo obrero y de la juventud, y lo mismo ocurrirá con su elaboración común por el método del debate.
Hemos seguido, el Partido Obrero, un cuidadoso itinerario político desde que decidimos emprender el combate que nos tiene inmersos a todos ahora. Con la proclamación del Frente de Izquierda y los Trabajadores hemos obtenido una nueva victoria. Manos a la obra, vamos por más.
Gabriel Solano
Néstor Pitrola
Marcelo Ramal