Movilización en Córdoba contra el impuesto al salario. La burocracia sindical es contraria a la necesidad de unificar al movimiento y lanzar un plan de lucha. |
El 17 de julio se realizó finalmente la movilización de “cuerpos orgánicos” contra el impuesto al salario, convocada por la CGT Regional Córdoba, que dirigen los delasotistas Dragún (Smata) y Pihén (SEP). Los únicos sindicatos que marcharon con sus trabajadores fueron Luz y Fuerza y Suoem, enrolados en la CGT “nacional y popular”, que integran moyanistas y kirchneristas.
La movilización puso de manifiesto la crisis implacable que se desarrolla al interior de las filas de la burocracia. El secretario general de la CGT “nacional y popular”, Saillén, y el gremio que dirige (Recolectores), ni siquiera estuvieron presentes. Días antes, Saillén anunciaba que dejaba al moyanismo para irse con los K, los cuales le prometieron los fondos necesarios para montar una obra social provincial que proyectara una CGT provincial de cuño kirchnerista. Ante ello, el propio Moyano expulsó a Saillén de la conducción de la CGT, tildándolo de traidor al movimiento obrero.
El secretario de la CGT delasotista tampoco tomó la palabra. El mes anterior, Dragún había sido obligado a renunciar de urgencia al cargo de ministro de Trabajo de la provincia, ante la amenaza del Smata nacional de intervenir la seccional. Se ve que la intriga interna del gremio metalmecánico se ha profundizado.
Los oradores fueron los secretarios generales de ambas CGT; Suárez de Luz y Fuerza (moyanista) y Pihén. Ambos insistieron en la unidad del movimiento obrero y de las CGT, pero ello aparece como inviable, puesto que en la idea de estos dirigentes, lo único que los uniría seria su oposición política al kirchenrismo y la alianza de De la Sota y Moyano. Así las cosas, en poco tiempo tendremos tres CGT, en lugar de una.
La puesta en escena terminó en un fiasco. El acto “relámpago” terminó apresuradamente ante el repudio generalizado de los asistentes, “cuerpos orgánicos” incluidos, y cuando todo indicaba que terminaría en agresiones para con las conducciones y enfrentamientos. El acto había sido presentado como el inicio de un plan de acción, que incluía “jornadas de capacitación sobre el impuesto al salario” y un “cabildo abierto” para el 26 de julio; y sin embargo ninguna mención se hizo a la continuidad. Las conducciones que pretenden dejar a los trabajadores de lado en las iniciativas ni siquiera pudieron disciplinar a su propia base.
Fragmentada al calor de la crisis política que envuelve a los gobiernos nacional y provincial, la burocracia sindical es contraria a la necesidad de unificar al movimiento y lanzar un plan de lucha que termine con el impuesto al salario. La convocatoria a asambleas generales por gremio y a un congreso de delegados de base de todo el movimiento obrero de la provincia, está a la orden del día para avanzar en una movilización generalizada. Los agrupamientos antiburocráticos que recorren todos los gremios deben poner todas sus energías en desarrollar esta alternativa. La banca del Frente de Izquierda en la Legislatura presentará el jueves 25 un proyecto de ley para avanzar en la eliminación del impuesto al salario, y otro para que, mientras tanto, las patronales se hagan cargo de ese gravamen.
Jorge Navarro