La votación al Frente de Izquierda de Córdoba fue uno de los datos relevantes de la elección de este 11 de agosto. Obtuvimos el 5,6% de los votos (105.000) en toda la provincia, superando el 4% obtenido en octubre de 2011. En la Capital sacamos el 9,2%, y prácticamente empatamos con la lista kirchnerista encabezada por la ex rectora de la UNC Carolina Scotto.
El juecismo (que iba unido al Partido Socialista, el MST, los Libres del Sur y el PCR) apenas alcanzó el 3,3%. En la Capital, bastión histórico de Juez, el Frente de Izquierda lo duplicó.
Gran parte del voto que antes iba a Juez fue recogido por el candidato del Pro, el ex árbitro Baldassi, que obtuvo el 12% y se convirtió en la tercera fuerza. Baldassi, en su campaña, apeló al rechazo a los partidos políticos, destacó que él es “ajeno a la política”. Juez en su momento hizo lo mismo y llevó como candidatos a varios “Baldassi” que luego emigraron (como Pichi Campana, que terminó de vice de Schiaretti).
A excepción del Frente de Izquierda (y hasta cierto punto Baldassi) ninguno quedó conforme con los resultados.
El delasotismo ganó la elección. Su candidato, el ex gobernador Schiaretti, sacó el 23%; otra lista de la interna oficialista, encabezada por el massista Llayora, obtuvo el 6%, y recogió la oposición a De la Sota dentro del PJ.
El radicalismo alcanzó un magro 22% sumando las tres listas de la interna. Y perdió en la capital, donde gobierna Mestre.
El kirchnerismo vio derrumbarse lo que ya era una pobre expectativa: quedar tercero con el 15%. Finalmente llegó al 10% y quedó cuarto, detrás del PRO.
Disgregación política
El resultado electoral confirma un cuadro de profunda disgregación política, que alcanza al conjunto de las fuerzas políticas -a excepción del Frente de Izquierda. Ni el desalotismo, ni el PRO, y mucho menos la UCR, son parte de una corriente nacional que se haya perfilado como el relevo del kirchnerismo. De la Sota se había unido a De Narváez, que quedó cuarto cómodo en la provincia de Buenos Aires.
En el caso del centroizquierda esta situación es más grave aun; el triunfo de Binner en Santa Fe no alcanza para levantar la derrota sin atenuantes en Córdoba.
Tampoco la elección ha dejado un vencedor claro para suceder a De la Sota en 2015. Esto, en el cuadro de una crisis fiscal y económica en la provincia que está siendo contenida con parches.
Nuestra votación
La votación del Frente de Izquierda, en este contexto, adquiere un significado estratégico.
La juventud ocupó un rol muy activo en la campaña del Frente. Pero la votación ha alcanzado a sectores obreros, trabajadores y jubilados. La fuerte votación al Frente de Izquierda en la Capital ha sido común prácticamente en todas las seccionales, penetrando horizontalmente en todo el electorado.
La campaña que hicimos, el carácter de nuestras intervenciones en los medios, los spots, las agitaciones, pusieron de manifiesto a una izquierda que abre una alternativa frente al agotamiento y el brutal costo que implica para las masas la política capitalista.
El desafío de consagrar un diputado del Frente de Izquierda por Córdoba en octubre ha quedado planteado. Hacia ello vamos.
Eduardo Salas