Miles de maestros, estatales, trabajadores y jóvenes se concentraron frente a la Legislatura.
Lo hicieron para repudiar el acuerdo entreguista entre Chevron e YPF.
El acuerdo retorna a las concesiones leoninas del menemismo, en favor de los monopolios petroleros.
Pero muchas de sus claúsulas son secretas: trascendió, por ejemplo, que los daños ambientales quedarán a cargo de YPF.
El pueblo “quiso saber”: los conspiradores le respondieron con una represión brutal.
La política petrolera del gobierno “de los derechos humanos” fue defendida por la policía del derechista Sapag.
La misma que terminó con la vida de Carlos Fuentealba.
“Viva Chevron”, gritaban los matones sapagistas. La dureza de la represión iba de la mano del derrumbe político de quienes firmaron el pacto con Chevron.
En esas mismas horas, la Presidenta habilitaba pagarle a los fondos buitres y aumentar la carga de la deuda externa.
Los “nacionales y populares” han pasado a revistar como “soldados de Chevron”.
El Frente de Izquierda, en las calles y en la Legislatura, estuvo presente en esta intensa jornada.
Su mensaje fue claro: contra la entrega a los monopolios petroleros y al capital financiero -que tanto oficialistas como “opositores” practican por igual- hay una salida.
Luchemos por ella.