Le tocó a un gobernador sojero, adversario de las retenciones móviles, imponer una reducción de las jubilaciones.
Dos pesos, dos medidas: ganancias más altas para los explotadores, menores ingresos para los trabajadores.
No es cierto que Schiaretti ha producido un recorte a las jubilaciones ‘altas', sino especialmente a las que no lo son: en el futuro, las jubilaciones en Córdoba se calcularán sobre el promedio de salarios de los últimos cuatro años, en tanto que hasta ahora se establecían sobre el último sueldo.
Dependiendo de la inflación en cada período, esta reducción de las jubilaciones puede ser infinita.
Pero Schiaretti no actuó por cuenta propia: cumplió con un convenio firmado con el gobierno nacional (entre Duhalde y De la Sota, en 2002) que lo compromete a proceder a esta confiscación para obtener el financiamiento de éste para la Caja Provincial.
Capitanich, el chaqueño, acaba de firmar lo mismo con Cristina Kirchner.
Sojeros y oficialistas, que se enfrentaron durante cuatro meses, se han unido porque en Córdoba se trata de atacar al pueblo.
¿No tenía acaso otra alternativa este gobernador para superar la crisis fiscal que han creado él y sus antecesores?
Sí que la tenía: le bastaba con subir la valuación fiscal de la propiedad rural para recaudar 3.300 millones de pesos en lugar de los 54 millones que cobra en la actualidad.
El capital industrial recibe, en Córdoba, subsidios por 500 millones de pesos anuales.
¡Pero Cristina Kirchner está haciendo lo mismo!
Acaba de aumentar las tarifas de luz en un promedio del 40%, que aun ‘segmentadas', golpearán principalmente a los trabajadores.
Acaba de pactar con Das Neves un aumento del precio de corte para el petróleo, de 42 a 52 dólares, lo que equivale a una reducción de retenciones para los monopolios.
Lo hace luego de un aumento del 30% en el precio de las naftas.
Aumentan un 16% las prepagas.
El gobierno ‘nacional y popular' está lanzado a un ‘ajuste' contra los trabajadores.
Llevar el salario mínimo a 1.200 pesos miserables o decretar la movilidad de las jubilaciones para el año que viene, y a partir de un nivel desvalorizado, es otra manifestación de la confiscación que sufre el pueblo.
El cordobazo del pasado miércoles en Córdoba no es, por eso, un hecho aislado.
Ya ha comenzado en las provincias lo que rápidamente se convertirá en una huelga general docente.
Durante cinco días se paralizó el transporte en Capital y Gran Buenos Aires, por la incapacidad de patrones y gobierno de ofrecer seguridad a los choferes.
Fate, Pirelli, Firestone, Mafissa, TDO se encuentran en lucha, incluida la huelga general, y acaban de obtener una gran victoria contra la represión patronal.
El régimen político naufraga en medio del debut de una rebelión de los trabajadores y en medio de una crisis mundial imparable.
Desarrollemos una amplia deliberación obrera y popular: por la reapertura de las paritarias, por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, por el ajuste del salario por inflación, por el reparto de las horas de trabajo para incluir a todos los desocupados.
Por una alternativa obrera y socialista.