11 de junio de 2010

Comienza el Mundial de Fútbol

SUDAFRICA 2010: Sólo un espejismo

De todos los lugares donde se realizaron mundiales, éste es por lejos el de mayor desigualdad social. En Sudáfrica hay 48 millones de habitantes, con un 79,5% de la población negra que vive en la miseria más atroz, con una desocupación que en el mes de marzo trepó al 25,6% y con una población “ocupada” que se encuentra en la semi-esclavitud. En Sudáfrica hay una población blanca minoritaria, que amasa una inmensa riqueza que proviene de la cruel explotación en las minas de oro y diamantes.

En el cuadro de una fabulosa descomposición social, Sudáfrica es el lugar más inseguro del mundo, con un promedio de 50.000 homicidios por año. También es el lugar donde el Sida ha causado el mayor estrago: el 31% de las mujeres negras está infectada y el 21% de los adultos tiene la enfermedad.

Para que el mundial fuera posible, Sudáfrica invirtió 2.500 millones de euros. Este inmenso gasto –en un país donde la población se muere de hambre– se realizó en nombre de que el evento significaría un enorme ingreso para Sudáfrica. Pero el pronóstico de una recaudación de 5.000 millones de euros y de un crecimiento del 3,2% en el empleo ha sido un bolazo. Los sponsors centrales del evento, McDonald’s y Coca Cola, devolvieron una gran parte de las entradas que la Fifa les había facilitado para cubrir sus compromisos publicitarios. Los hoteles, que esperaban colapsar con el aluvión de 500.000 visitantes, recibieron algo más de 200.000. El precio de las entradas para el público local subió ahora hasta un 20%, a un inaccesible precio de 15 euros.

El día “después” de la final del mundial le dejará a Sudáfrica obras absurdas: entre ellas, 10 estadios remodelados que estarán desiertos. El Soccer City, donde hace la inauguración y se juega la final, tiene 94.000 butacas y su remodelación costó 400 millones de dólares. El Green Point de Ciudad del Cabo, que estrenarán el viernes en el segundo turno del Grupo A, Francia y Uruguay, con 70.000 butacas costó 605 millones de dólares. Quedarán como monumentos inservibles, fantasmas al servicio de un fabuloso negocio de un mes de la Fifa y los sponsors mundiales.

Algo similar ocurrirá con los hoteles: muchos de ellos cerrarán sus puertas al día siguiente de la final, pues el espejismo de la tranquilidad turística que se vivirá sólo habrá sido logrado por los 190.000 efectivos que trabajaron ad hoc para el evento. Cien mil de la fuerza policial y 90.000 provenientes de los organismos de seguridad privados de las propias empresas de los blancos.

La Sudáfrica de la miseria capitalista, por supuesto, no se verá en las señales de alta definición que permiten observar hasta las arrugas de la cara de los protagonistas. La fiesta para los millones de trabajadores sudafricanos será sólo un espejismo.

Juan Ferro
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BARRABRAVAS EN SUDAFRICA: Matones de exportación

Serán 243 los barrabravas kirchneristas de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), sobre un total de 400, los que estarán en el Mundial 2010. Eran 253, pero las autoridades migratorias sudafricanas deportaron a diez por sus antecedentes criminales, aunque en estos días podrían ser más. Entre ellos están Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la hinchada de Rosario Central e imputado en una causa por homicidio, y Andrés “Bebote” Alvarez, de Independiente, involucrado en el crimen de un chico de 14 años y matón de Hugo Moyano.

Los “muchachos” han hecho méritos de sobra para que el gobierno les pague el viaje: desde golpear a los trabajadores del Hospital Francés en huelga y mantener bajo amenazas y aprietes permanentes a los empleados del Indec, hasta, recientemente, atacar la presentación de un trabajo de investigación periodística en la Feria del Libro. En este último caso, la patota estuvo al mando de Ariel “el Gusano” Pugliese, matón de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) en el Indec y capo de la fracción “Los Perales” de la barra de Chicago. El hombre, claro, está ahora en Johannesburgo o en Pretoria, donde “bajo un mismo techo coexisten barras, políticos, dirigentes de los clubes, técnicos y futbolistas” (La Nación, 6/6). Como se ve, la delegación argentina al Mundial está constituida a imagen y semejanza del país burgués, de un Estado corrupto hasta el caracú.

Por supuesto, no sólo están los barras K. También llegaron a Sudáfrica unos 150 integrantes de la “Banda de Lomas”, con algunos jefes de “la 12” boquense a la cabeza. No son K, pero están considerados la “barra oficial” por sus vínculos con el cuerpo técnico: son los que viajaron a Sudáfrica en el mismo avión que el Seleccionado y armaron tal escándalo a bordo que la tripulación debió advertirles que los haría detener en cuanto tocaran tierra si no se calmaban.

Contactos y finanzas

Los de la kirchnerista HUA viajaron a un costo de casi 4 mil dólares por persona. Gracias a gestiones “oficiosas”, se alojan en las instalaciones de un colegio de Pretoria, que adelantó las vacaciones de sus alumnos para recibir a los facinerosos argentinos: “Las entradas las consiguieron a partir de un contacto con alguien del gobierno, que hizo de puente con la AFA” (ídem). El “contacto” es Marcelo Mallo, jefe de HUA y “culata” de Rudy UIloa, el ex vendedor de diarios devenido en uno de los empresarios más poderosos del país al amparo de los Kirchner. Además, los puentes con la AFA están más tendidos que nunca gracias al negociado formidable del “fútbol para todos” por televisión, que llevó 150 millones de pesos de fondos públicos a las arcas de capo di tutti capi: Julio Grondona.

Los otros, los que no son K, echarán mano a sus recursos de siempre, en connivencia con dirigentes y con la policía: reventa ilegal de entradas, usufructo patoteril de los estacionamientos, explotación de puestos de comidas y bebidas en los estadios, comercialización de indumentaria deportiva oficial y venta de drogas en las tribunas. Esos son los “sponsors oficiales” de la patota argentina. Si no hay entradas para todos, Sudáfrica conocerá las trenzadas a las que nos tienen acostumbrados aquí. La violencia en el fútbol es parte orgánica de un aparato mafioso que involucra a dirigentes, políticos, policía, futbolistas, técnicos y hasta periodistas, que cuenta con protección y con financiamiento oficial.

Además de todo eso, tenemos matones de exportación.

Alejandro Guerrero
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Cría Cuervos y ...

Las barras bravas han estado apañadas desde siempre por los propios dirigentes de los clubes, políticos, burócratas sindicales y funcionarios del Estado. Lo novedoso es que, producto de su propia descomposición social, las barras se están escapando del control de sus mentores. Lo revela ahora la ignominiosa deportación de algunos barras, un escándalo internacional que coloca en aprietos a varios jueces argentinos y al propio Ministerio del Interior.

“Pillín” Bracamonte, el tristemente famoso barra de Central, no fue ni siquiera solventado por la dirigencia del club, pues ella misma está prófuga ante la ira de los hinchas. El armado cómplice de Kirchner e Hinchadas Unidas entró en crisis dos meses antes de ir al Mundial, cuando, por “afuera” del armado “oficial”, los barras encontraron otras fuentes de financiamiento para llegar Sudáfrica. Otros ingresos y otros intereses muy fuertes dominan los factores económicos en la estructura de las barras a partir de una fuerte injerencia del narcotráfico. El dinero que manejan los barras está más allá del “peaje” de los estacionamientos, las rifas y alguna que otra apretada por la entradas. Entramos en una fase mucho más aguda de descomposición, que no se arregla con la tradicional demagogia kirchnerista.

J.F.