Mientras agitaba la pelea con “el monopolio Clarín”, el kirchnerismo dio varios pasos decisivos en su acercamiento al capital financiero. No se trata solamente del anunciado pago al Club de París, una deuda externa que fue estatizada bajo la dictadura. A los Kirchner ya se le ha hecho saber que esa normalización, a través de un plan de pagos, exigirá el visto bueno del “odiado” Fondo Monetario Internacional. En ese sentido, los K vienen avanzando a paso firme. Hace seis meses, Hillary Clinton saludó los “enormes progresos (de la Argentina) en materia de deuda”.
“No se cómo hicieron, agregó, pero funcionó” (La Nación, 26/8). Probablemente, alguien le haya explicado después a la señora Clinton que al tiempo que se desendeudaba con los banqueros, el gobierno hipotecaba a la Anses al servicio de la deuda pública.
En relación con el Fondo, el primer paso, el de la auditoría de las cuentas públicas, aparecía siempre resistido por el gobierno. Pero el FMI estaría dispuesto a “aceptar una solución hacia delante, lo que permitiría eludir la acusación del presunto delito de manipulación registrado desde 2007” (ídem). El Fondo le arrimaría a los Kirchner una amnistía en favor de Moreno y su patota. Para facilitar estas negociaciones, el gobierno ha nombrado como representante ante el Fondo a Alfredo Mac Laughlin, un ex representante del Deutsche Bank, que piloteó, en 2005, el “pago al contado” de 10.000 millones de dólares al Fondo.
La demagogia de los K es, antes que nada, un recurso para levantar humo frente a los verdaderos intereses sociales que defienden. Abajo Magnetto... “Abajo los monopolios”... Viva el FMI.
M. R.
REGIONAL CÓRDOBA
