6 de diciembre de 2012

Testaferros de los medios de comunicación, ¡uníos!

Al final, el 7D no habrá asalto a la Bastilla, sino apenas una visita de Sabbatella a Cablevisión acompañado por un escribano. Para ocultar este recule en chancletas, el kirchnerismo tiene previsto un festival en Plaza de Mayo para el domingo 9. Será la confesión de que es incapaz de ganar la calle. La intervención de oficio de AFSCA para proceder a la desinversión de la Corpo desatará otro laberinto judicial, en especial ahora que los K anunciaron que pondrán en venta los bienes del grupo y que no solamente van a cancelar las licencias excedentes. La batahola de esta disputa demuestra que la ley de medios apunta a redistribuir la apropiación capitalista de las frecuencias, de ningún modo a desarrollar las posibilidades de libre expresión para el pueblo. En este proceso, el Poder Judicial demostrará su genuflexión ante los intereses empresarios en disputa.

Esta verdadera farsa política ha escalado, sin embargo, un nuevo peldaño. Sabbatella acaba de anunciar que los dueños de los medios pueden repartirlos entre familiares, amigos o accionistas para encuadrarse a la ley. La ley de medios ha quedado convertida en la Ley de Testaferros. El ex PC invitó incluso a Magnetto a participar de este enjuague, pero la Corpo sabe que quieren que dé un mal paso para bajarle la guillotina.

El fracaso de la ley ha sido mayúsculo. La producción local en cada provincia o distrito -que según el gobierno abriría nuevas fuentes de trabajo para periodistas- no ha sido realizada. Las radios y la TV en el interior siguen siendo, mayormente, repetidoras de las emisiones producidas en Buenos Aires. Las licencias para las radios comunitarias no fueron dadas. Por eso, sectores que apoyaron la ley se movilizan al AFSCA para denunciar la situación.

La licitación de la TV Digital quedó desierta. Los montos requeridos son inviables. Sólo lo pudieron afrontar sectores de la burocracia sindical, como Gerardo Martínez, que armó su canal Construir. La pauta oficial, que debía servir para suplir la publicidad privada, ha sido un elemento de propaganda de la camarilla kirchnerista y de cooptación de movimientos sociales.

El 7D pinta de cuerpo entero al gobierno kirchnerista. Presentada como una batalla por la “democratización de la palabra y de los medios”, termina armando un negocio con las telefónicas y empresarios de los más corruptos, como los Vila-Manzano o los Cristóbal López, Monetta -quienes, en general, son socios del gobierno en la obra pública o en las concesiones de energía y servicios. Hasta la promesa de terminar con Clarín es sustituida por la propuesta de que el grupo de Magnetto se reparta entre testaferros.

En el entrevero, la oposición patronal, en especial la de centroizquierda, ha cerrado filas con Clarín. Para conquistar la libertad de comunicación, es necesario abolir su condición de negocio capitalista y dar su gestión a todos los sectores del arte, la cultura, la política y la vida social en general. Esta tarea solamente será cumplida por un gobierno de trabajadores.

Gabriel Solano