17 de febrero de 2011

Los K arrugan ante un momo

Y Pedraza hace fila con Venegas

Lo ocurrido la semana pasada, con la detención y excarcelación de Venegas, el Mubarak de la Uatre, tiene todas las características de una operación golpista. Duhalde y compañía no lo presentaron de este modo por obvias razones conspirativas, pero tampoco lo hicieron la Presidenta y sus cortesanos, que tantas veces recurrieron al cuco ‘destituyente'. El oficialismo cree que ninguneando el hecho, aleja la vulnerabilidad que dejó al desnudo. En un abrir y cerrar de ojos, un aparato de punteros debidamente ‘lubricado' y alerta forzó al gobierno a recular de la operación que había montado antes: obtener de Oyarbide el encarcelamiento de Venegas. Bajo la presión de la ‘derecha' duhaldista, los K pusieron el cambio en reversa y, con los mismos métodos con que llevaron al responsable del trabajo esclavo en cana (la presión sobre el juez), ordenaron a Oyarbide que lo pusiera en libertad. Con la detención de Venegas, los K pretendieron, probablemente, ‘compensar' el procesamiento de Capaccioli por el mismo delito de adulteración de medicamentos. Pero, apretada oficialista aparte, Oyarbide tenía fuertes motivos para encerrar al aliado ‘obrero' de la Mesa de Enlace sin pasar antes por una indagatoria, puesto que en tres ocasiones anteriores había encontrado las pruebas para hacerlo en allanamientos al ‘sindicato'. La excarcelación, por el contrario, fue el producto del matonaje: los momo-barranueva-duhaldistas se largaron a cortar calles y rutas, importándoles un bledo sus repetidos planteos de defensa del ‘espacio público'. El oficialismo, en pánico, hizo soltar al Momo, pasando por encima de toda la ficción de la independencia del Poder Judicial. El sometimiento de las ‘instituciones' a la presión de un aparato político mafioso tipifica una acción golpista -que el gobierno no ha querido admitir para mejor poder recular. Ningún periodista, curiosamente, a pesar de las calificaciones intelectuales de muchos, relacionó esta asonada con los métodos de la burocracia sindical en los '70 para derrocar a los gobernadores camporistas y al propio Cámpora.

Obviamente, como la historia que se repite se disfraza de farsa, esta pseudo-reposición derechista de los '70 no debería ser tomada en serio. Pero no ocurre por primera vez: antes de las murgas movilizadas por el Momo la semana pasada, el ‘fraternal' Maturano paró varias veces el ferrocarril para que no fuera indagado Pedraza y para que fuera liberada la patota que mató a nuestro compañero Mariano -lo que supone el hecho anterior de la ejecución de este crimen. Un escriba regular de Tiempo Argentino, vinculado con Madres, o sea un ‘militante', había advertido a la Presidenta de la imprudencia de separar a la mafia de Pedraza del ferrocarril y de la Secretaría de Transporte, por las represalias que ella pudiera tomar contra el gobierno. La previsión del mencionado alcahuete ha ocurrido efectivamente por partida doble: las represalias tuvieron lugar, aunque no por parte la burocracia oficialista pero sí de la opositora, y el gobierno capituló ante el apriete en toda la línea. La reacción de los ‘destituyentes' ha dejado al desnudo la impotencia oficial. Así razonando, los ‘militantes' K van justificando sus agachadas ante la derecha -tanto ‘endógena' como ‘exógena'. En la comparsa del Momo de la semana pasada participó incluso la Mesa de Enlace en pleno. En definitiva, la prepeada de los Duhalde, Barrionuevo y Venegas (y Biolcati) ha dejado al desnudo las posibilidades golpistas de la patota opositora ante la total incapacidad del gobierno para hacerle frente.

La momo-patoteada ‘destituyente' puso también de manifiesto las fracturas y las deslealtades del frente oficial. Ocurre que Moyano tomó partido por el Momo. Para los comentaristas se trató de una "reacción corporativa" de los adulteradores de medicamentos. Esto es cierto pero hasta un cierto punto, pues el sector oficialista de los adulteradores hubiera debido confiar en el socorro que les brinda el gobierno -y no socavar a este gobierno haciendo pata con los sindicalistas de la Mesa de Enlace. Si, a la luz de los hechos, resulta que esa confianza ha mermado, estamos entonces ante una enorme crisis política -lo que es más que una complicidad ‘corporativa'. La ‘momada' de Moyano produjo una crisis con La Cámpora sindical, que se manifestó durante la reunión del Consejo Directivo de la CGT cuando Recalde y Piumato se opusieron a acompañar a Moyano en el repudio a la detención de Venegas. Esto ha ocurrido cuando los lazos entre la juventud ‘militante' y la ‘juventud sindical' son cada vez más estrechos.

En contraste con la capitulación del gobierno ante los ‘destituyentes' y sus métodos golpistas, y en oposición a su política frente a los delitos de la burocracia sindical, nuestra posición es: juicio ya y cárcel a la burocracia sindical adulteradora de medicamentos y a todos sus socios de la mafia empresarial; indagatoria ya a Pedraza, y juicio y castigo a TODOS los responsables del asesinato de Mariano Ferreyra -es decir a la burocracia, a la policía y a las patronales de Ugofe. Pase a planta permanente de todos los tercerizados.


Jorge Altamira