La conexión entre la crisis externa y el tarifazo
Por unos días, la crisis planteada en torno de la fuga de capitales colocó en la agenda oficial la cuestión de la remisión de utilidades al exterior por parte de empresas de capital extranjero. Esas filiales sacaron del país 7.000 millones de dólares en el curso de 2010. La sangre no llegó al río: el gobierno va a negociar con los pulpos internacionales "caso por caso" (Ambito, 8/11). De todos modos, el grueso de la fuga no pasa por ahí, sino que sale de la masa de capital líquido que opera en los mercados de bonos públicos, bonos privados, acciones. El Banco Central tiene una deuda con bancos (en forma de títulos) de 150 mil millones de pesos (35 mil millones de dólares).
En cualquier caso, la discusión sacó a la palestra el caso de Repsol YPF, que encabeza largamente el ranking. Así, salió a la luz que "por el acuerdo de venta (de una parte de YPF) a la familia Eskenazi (empresario K), la empresa está obligada a distribuir el 90% de sus utilidades" (Cronista, 3/11). O sea que sólo el 10% de los beneficios de Repsol YPF podrían ser reinvertidos -lo que no ocurre. Naturalmente, de este acuerdo leonino también sacan su tajada los accionistas internacionales de la compañía, quienes son los controlantes de Repsol.
¿Cuál es la contracara de este vaciamiento consentido de YPF? El hundimiento del nivel de reservas comprobadas de petróleo y de gas, las que cayeron un 39% en el curso de la última década. Hay una parálisis de la actividad petrolera en regiones enteras, como el Norte de Salta o el de Santa Cruz. Como consecuencia de ese desquicio, el consumo de gas natural está siendo crecientemente abastecido con importaciones, las cuales se pagan a cuatro o cinco veces el valor de la extracción doméstica.
hora bien: ¿quién es uno de los principales exportadores de gas a la Argentina? Nada menos que la propia Repsol. Al tiempo que retira casi todas las utilidades de la Argentina y desinvierte, le impone al país la importación de gas a precios leoninos y en su propio beneficio. Cortar con esta sangría coloca a la renacionalización de YPF como una cuestión de supervivencia nacional -y su retorno al patrimonio público no puede entrañar ningún resarcimiento a sus vaciadores. En cambio, el gobierno kirchnerista quiere trasladarle la factura de esas importaciones energéticas a los consumidores, mientras "renegocia" los contratos gasíferos y petroleros locales en condiciones leoninas.
M. R.