Que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores
El gobierno se ha despachado con una serie de anuncios que equivalen a un tarifazo en los servicios públicos. Las medidas iniciales que afectan a los barrios ricos no deben llamar a engaño: el agujero fiscal de 80 mil millones de pesos que quiere tapar el gobierno -en concepto de subsidios a las privatizadas, petroleras y concesionarias de colectivos y ferrocarriles- plantea un tarifazo al conjunto de los trabajadores. Las próximas facturas de los servicios incorporarán, además, un nuevo aumento de la tarifa plena, o sea que el impacto del retiro de los subsidios será mayor al previsto. El Estado subsidiaba las ganancias de los capitalistas privatizadores y ahora buscan que ese dinero salga directamente del bolsillo popular.
El tarifazo que preparan se agrega a una inflación del 25% anual, la que viene licuando el poder adquisitivo de los salarios. Ahora se plantea un salto, una rebaja directa al poder adquisitivo del salario.
Macri, el grupo Clarín y toda la oposición patronal derrotada en las elecciones han salido a festejar lo que llaman "un sinceramiento" del oficialismo. Lo mismo han hecho todas las cámaras patronales. Esto demuestra el verdadero carácter de estas medidas que nada tienen ni de "nacionales" (porque favorecen a los privatizadores imperialistas de la electricidad, el gas y el petróleo) ni de "populares", ya que se tratan de un golpe a las condiciones de vida del pueblo trabajador. El macrismo en la Ciudad de Buenos Aires acaba de votar un aumento generalizado del ABL, Scioli en la provincia hizo lo mismo con el impuesto inmobiliario y el "opositor" Hermes Binner de Santa Fe ya anunció aumentos en las tarifas de electricidad y de transporte público.
Estos tarifazos vienen acompañados con otro anuncio: el gobierno reclama un tope a los aumentos de salarios en las paritarias (el que no debería superar el 18/20%), cuando la inflación anual real es superior al 25%. O sea que estos aumentos de tarifas y subas salariales por debajo de la inflación equivaldrán a una rebaja de los ingresos populares, lo que golpeará de lleno el presupuesto de la familia obrera.
Nuestro Frente de Izquierda y de los Trabajadores advirtió durante la campaña electoral que el gobierno iba a usar su triunfo electoral para ir descargando la crisis económica mundial, la cual ya golpea la Argentina, sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo. Eso ya comenzó a suceder, aun antes de la asunción formal de la Presidenta.
El gobierno ha llegado a este punto porque le comienzan a escasear los recursos para financiar los negocios capitalistas. El presupuesto se encuentra en déficit y se empiezan a agotar los recursos del Banco Central y de la Anses, con los cuales se ha pagado la usuraria deuda externa y subsidiado a grandes empresarios. Mientras, se reveló que en la reunión de Cristina Fernández con Barack Obama, éste le reclamó que Argentina pague la deuda con el Club de París y que el FMI siga auditando el Indec.
A su vez, nos enfrentamos a un ataque preventivo a las organizaciones obreras y al derecho de protesta por parte de este gobierno, el cual también se reclamaba "de los derechos humanos". Buscan amedrentar a los trabajadores para evitar cualquier tipo de resistencia a estas medidas antiobreras y antipopulares. Es precisamente lo que ya está pasando en Aerolíneas, donde han militarizado a los controladores aéreos y el gobierno pide la suspensión de las personerías de los sindicatos. Por otra parte, se intensifican los procesos penales a los delegados de base y a todos aquellos que apoyan las luchas obreras y populares: se calcula que hoy hay en la Argentina más de 5.000 procesados por luchar.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores denuncia que los subsidios, entregados sin ninguna clase de control, han sido desde el comienzo un negociado para los capitalistas y una corruptela para los funcionarios del gobierno.
No se ha invertido un peso de esos subsidios en la mejora del servicio. Argentina ha perdido el autoabastecimiento petrolero y tiene que importar gas licuado a precios internacionales especulativos, que son incompatibles con el funcionamiento de la economía nacional.
Por eso decimos: ni subsidios al capital ni tarifazos contra los trabajadores; que se investiguen los costos de las privatizadas.
Para eso, es necesario nacionalizarlas sin indemnización y poner su gestión bajo control de los trabajadores. Desde el menemismo, esas privatizadas han ganado en forma fabulosa y han fugado al exterior sumas enormes de capital.
El rescate de las privatizadas -por Duhalde primero y Kirchner después- durante el derrumbe de 2002 ha fracasado: los trabajadores no podemos ni debemos pagar la factura.
Para salir de esta crisis, planteamos: 1) aumento salarial de emergencia para todos los trabajadores, indexado mensualmente; 2) no al tarifazo que preparan; 3) reestatización sin indemnización de las privatizadas, de las petroleras y del transporte bajo control obrero de la producción y de la gestión; 4) prohibición de despidos y suspensiones; 5) no al pago de la usuraria deuda externa; 6) por el 82% móvil y una dirección de la Anses elegida por trabajadores y jubilados; 7) pongamos fin a la fuga de capitales con la nacionalización de los bancos y la creación de una banca nacional única bajo el control de los trabajadores.
Es claro que no podremos defendernos de este ataque sin la movilización.
Hugo Moyano, aliado de siempre del gobierno, ha pedido 2.500 pesos para camioneros y reclama la suba del mínimo no imponible, pero no llama a ninguna medida de lucha. Planteamos a los sindicatos y a la CGT, a las CTA y a todo el movimiento de trabajadores la convocatoria a asambleas que discutan la salida y planes de lucha.
Que la crisis la paguen los banqueros, grandes empresarios y multinacionales, no los trabajadores y el pueblo.
Frente de Izquierda y de los Trabajadores (Partido Obrero - Partido de los Trabajadores Socialistas - Izquierda Socialista)