Después de la conmoción política producida por la masacre de la plaza Once, Antonio Luna, subsecretario de Transporte Ferroviario y hombre de la burocracia sindical de la Fraternidad, continúa en su cargo.
“En el entorno de Hugo Moyano interpretaron con cierto entusiasmo la continuidad de Luna y de sus pares de Transporte Automotor, Jorge González (reporta a Camioneros) y de Puertos y Vías Navegables, Ricardo Luján (alineado con los gremios marítimos)” (Ambito Financiero, 9/3).
Los estrechos vínculos de Antonio Luna con la Unión Ferroviaria tuvieron como interlocutor al “Gallego” Fernández, número dos de la Unión Ferroviaria y actualmente detenido por el asesinato de Mariano Ferreyra, cometido en octubre de 2010.
Es en la investigación de la causa de Mariano donde surge con claridad el rol de Antonio Luna en los negociados sustentados por los subsidios del Estado.
De acuerdo con el expediente judicial, quedó acreditado que Antonio Luna decidía, junto al “Gallego” Fernández, cuáles empresas tercerizadas eran las contratadas en la Línea Roca para proveer a Ugofe y pasarle la factura al Estado.
Seguramente, desde su puesto, Luna también es hoy el encargado de establecer el mismo reparto de los contratos a las empresas prestadoras en las demás líneas de ferrocarriles. A través de la permanencia de Luna, la burocracia sindical sigue garantizando su participación en los negociados ferroviarios a costa de trabajadores y de usuarios.
El crimen de Mariano
En su rol de subsecretario de Transporte Ferroviario, Luna fue el vocero del Estado en las negociaciones por el conflicto de los tercerizados del Roca. En una reunión realizada dos días antes del asesinato de Mariano, cuando los trabajadores le manifestaron que efectuarían medidas de lucha por el pase a planta de Ugofe, Luna les dijo: “Nosotros también sabemos lo que tenemos que hacer si los tercerizados cortan las vías”.
Luego de lo acontecido el 20 de octubre de 2010, quedó claro que cuando Luna dijo “nosotros” se refería al conjunto de la burocracia sindical ferroviaria y al Estado.
Pero, ese día, Luna tomó el recaudo de ausentarse del país. Sin embargo, sus hijos fueron vistos con la patota de Pablo Díaz en Avellaneda en los momentos previos al ataque -como han acreditado varios testigos en el expediente judicial.
El crimen de Mariano Ferreyra y la masacre de Once son el resultado de la defensa de los negocios y beneficios capitalistas de los Cirigliano, pero también de los Pedraza, Maturano y del Estado que los amparó.
La impunidad de Antonio Luna es la mayor manifestación de la decisión oficial de mantener el pacto con los privatizadores y la burocracia sindical.
Claudia Ferrero (Apel)