Hace treinta años, la dictadura genocida de Videla-Galtieri ocupaba las islas Malvinas.
Tres días antes, el 30 de marzo, había sentido en la nuca una gigantesca movilización de 50 mil trabajadores, la que anunciaba la caída irremediable de la dictadura.
En nombre del reclamo histórico de la soberanía, quisieron salvar a un régimen en crisis y jaqueado por las luchas obreras.
Querían una componenda con el imperialismo yanqui, que la rechazó.
Los Galtieri fueron brutales con los soldados argentinos, como lo habían sido con los 30 mil compañeros desaparecidos.
Durante el conflicto, no tocaron ni un solo interés económico de los opresores: ¡seguimos pagando la deuda externa!
Muy rápidamente, los mismos partidos que gobernaron el país en el pasado y en los años siguientes pactaron una transición política con el imperialismo.
Treinta años más tarde, la posición de la burguesía argentina es la misma.”Queremos negociar”, dice el canciller.
¿A cambio de qué?
De la entrega de los recursos de la pesca y del petróleo -como ya ocurre en nuestro país con Repsol, Petrobras, Pan American Energy- y se habla de convocar a Esso para la explotación del gas no convencional.
Los grandes beneficiarios de esa ‘salida’ serían los mismos monopolios que nos están dejando sin petróleo y sin gas.
Un emplazamiento de multinacionales en el Atlántico Sur, a cambio de una soberanía distante y pactada de Malvinas, convertiría a toda Argentina en una Falklands.
Los jefes del “modelo” creen que así podrán zafar de la crisis fiscal y poder seguir pagando la deuda externa.Solamente un gobierno de trabajadores, que comenzará por nacionalizar todos los recursos estratégicos bajo control obrero, puede dar una salida nacional.
Para eso, convocará a la clase obrera de todo el mundo a una lucha común por la expulsión del imperialismo de todas las naciones sometidas, y para que la crisis la paguen los capitalistas.
Luchamos por la soberanía nacional en todos los territorios de Argentina, desde el punto de vista internacional de los trabajadores.
Por la Unidad Socialista de América Latina, incluido Puerto Rico, y por un mundo socialista que destierre la explotación y las guerras.
Con este planteo luchamos, hace treinta años, para hundir a la flota pirata, y echar al imperialismo de Malvinas con el método de movilización de masas, el cual abría el camino para acabar con la dictadura.
Luego de treinta años de sometimiento ‘democrático’ al imperialismo por parte de justicialistas, radicales, aliancistas y kirchneristas, ésta sigue siendo hoy la posición del Partido Obrero.