“La conferencia de prensa de Boudou reveló una fractura expuesta en la camarilla gobernante. El vice se defendió de la denuncia de gestor de Ciccone, devolviendo la acusación a otros sectores del mismo oficialismo y contra el sistema de jueces que el propio kirchnerismo ha apañado. Acusó al gobierno bonaerense de complicidad con uno de los zares del juego, el grupo Boldt. Boudou aportó evidencias y hasta anécdotas de esto, pero no pudo refutar una sola de las acusaciones que pesan en su contra”, señaló Jorge Altamira, dirigente del Partido Obrero.
“La 'salida' de Boudou ha llevado la guerra de camarillas y clanes al nivel de crisis política. Boudou pretende convertir en salvoconducto la votación de octubre, que invocó para zafar de las acusaciones en su contra. Scioli podría reclamar la misma legitimidad, e incluso la burocracia sindical oficialista partida en cuatro”.
“Un juicio político contra el vice no acabaría con el sistema de camarillas y daría lugar al pedido de otros juicios; ingresamos en un período de golpes de palacio”.
El ex candidato presidencial del Frente de Izquierda concluyó señalando: “La primera medida de saneamiento nacional que se impone es la estatización sin pago de las empresas de impresión de billetes y de todo el juego de azar en Argentina, que han convertido al Estado en sucursal de un garito”.