El pasado 5 de abril, a través de un comunicado de prensa, Jorge Altamira señaló que las denuncias contra Amado Boudou habían “llevado la guerra de camarillas y clanes (al interior del gobierno) al nivel de crisis política”. Al destacar la disputa por el control del juego en la provincia de Buenos Aires. Altamira concluyó que “la primera medida de saneamiento nacional que se impone es la estatización sin pago de las empresas de impresión de billetes y de todo el juego de azar en Argentina, que han convertido al Estado en sucursal de un garito”.
Pues bien: en su columna dominical del diario Página 12, Horacio Verbitsky, un vocero oficial, revela detalles de la “batalla de los Bingos” entre Scioli-Boldt, por un lado, y “sectores del partido de gobierno”, por el otro, que favorecerían una penetración del empresario Cristóbal López en la Provincia. En estas condiciones, informa Verbitsky, “estaría ganando terreno (en el gobierno) la estatización del juego de apuestas”.
Mientras nos atacan por ‘inviables’, los K abrevan en nuestros planteos, siempre sin nombrarnos. Verbitsky fantasea cuando afirma que CFK pretende expropiar a Cristóbal López. En nuestro planteo, el juego de azar, lugar privilegiado del lavado de dinero, debe ser estatizado sin indemnización y acompañado de una investigación independiente e integral de todos los fraudes acometidos por los grupos capitalistas contra la población y contra el fisco y, naturalmente, de los vínculos de hierro de esta “industria” con el régimen político, que el caso Boudou apenas comienza a revelar.
En forma transitoria, las casas de juego deben reconvertirse en espacios de pasatiempos.
PARTIDO OBRERO