19 de abril de 2012

Eskenazi

La expropiación parcial no altera la presencia del grupo Petersen (Eskenazi) en YPF, con el 25% de las acciones de la compañía. El grupo ingresó a la empresa a instancias del gobierno kirchnerista. Para adquirir esas acciones recibió préstamos de la propia Repsol y de un grupo de bancos extranjeros, que Eskenazi acordó devolver con las utilidades futuras de YPF. Para viabilizar ese pago se le permitió al banquero “nacional” retirar el 90% de las utilidades percibidas. De ese modo, Repsol comprometió a su socio local en la política de vaciamiento de la petrolera. En eso consistió la argentinización de YPF, que en su momento los K celebraron con bombos y platillos.

Pero la permanencia de Eskenazi, después de la estatización parcial, deja latiendo una bomba de tiempo. La compra del 25% de YPF por 3.500 millones de dólares supone una ‘valuación’ de todo el capital social de YPF de ¡14.000 millones!, que fue refrendada por los K hace sólo dos años. Si la expropiación parcial los hubiera alcanzado, el gobierno no sólo tenía que pagarle a Esknazi sus acciones, sino que le estaría reconociendo a Repsol una cifra astronómica por sus propias tenencias. Es probable que, por ese motivo, la ‘parte’ de Eskenazi haya quedado inalterada. Pero ahora, el grupo tendrá que seguir pagando su deuda con los bancos, que tienen prendadas sus acciones. Esos banqueros ya le manifestaron al gobierno que ‘no quieren ser socios de la YPF dirigida por el Estado’, o sea que no van a quedarse con las acciones prendadas en el caso de que Eskenazi deje de percibir utilidades y no pueda pagar. ¿Qué ocurrirá, entonces? O esas acciones (o la deuda por ellas) son revendidas a un tercero, con una apreciable quita… o la ‘nueva’ YPF le sigue entregando a Eskenazi los dividendos necesarios para pagar su deuda.

Lo más probable es que, para evitar una caída bursátil, la intervención kirchnerista a YPF le siga pagando -en silencio- las utilidades al banquero, que entró en YPF sin poner un peso. Entre estos pagos y los que serán usados para pagar importaciones, YPF seguirá siendo una vaca lechera en beneficio de quienes la vaciaron.