El vaciamiento de YPF y de las reservas petroleras tuvo a los Kirchner entre sus arquitectos principales. En los ’90 votaron la privatización menemista. Ya desde el gobierno nacional, consintieron el desfalco de YPF por parte de Repsol.
Los K incorporaron a YPF a los dueños del privatizado Banco de Santa Cruz, el grupo Eskenazi.
Pero ingresaron sin poner un peso y prometieron pagar su parte con las futuras ganancias de la empresa.
Las consecuencias están a la vista: nos dejaron sin gas y sin petróleo. Importando combustibles por más de 10.000 millones de dólares anuales.
Sólo ante este desastre, el gobierno decidió desprenderse de sus socios de Repsol. Pero piensa pagarles para que se vayan o asumir sus deudas millonarias.
Al resto de los monopolios petroleros, que manejan más del 60 por ciento del mercado, el gobierno no les tocó ni un pelo.
A pesar de que practican la misma huelga de inversiones que Repsol.
El objetivo no es recuperar YPF, sino valerse de su caja, cuando todas las demás se van agotando.
YPF no será una empresa estatal, sino una sociedad anónima que cotice en la bolsa. Sus accionistas privados exigirán tarifazos y naftazos, como condición para invertir.
O sea que al vaciamiento le sigue un planteo de re-privatización.
Abriendo las puertas de YPF a los monopolios petroleros, el gobierno quiere neutralizar las presiones de los países imperialistas.
Nosotros planteamos otro rumbo: ni vaciamiento ni re-privatización. Nacionalización integral y sin pago de la industria petrolera bajo el control de los trabajadores.
Llamemos a los trabajadores de España a que luchen por la expropiación sin pago de Repsol y de la banca en su propio país, para que la crisis la paguen los capitalistas.
Tomemos este planteo estratégico para hacer una fuerte demostración obrera y socialista el próximo 1º de Mayo, junto al Frente de Izquierda.