28 de junio de 2012

Los K quieren, ahora, “un nuevo modelo sindical”

Cristina Kirchner declaró, en una reunión con empresarios, que “vamos hacia un modelo de varias centrales sindicales”. De Mendiguren se manifestó “preocupado” y lo mismo hizo Garzón Maceda, ex ministro y decano de los asesores de la burocracia sindical.

La fractura múltiple de la CGT es presentada por la Presidenta como la inauguración de un “nuevo modelo” caracterizado por la multiplicidad de centrales sindicales reconocidas. La ley vigente establece una CGT única con personería gremial; por ejemplo la Azul y Blanca de Barrionuevo no tiene ese estatus, como no lo tienen ninguna de las dos CTA. O sea que el gobierno estaría dispuesto a modificar la legislación sindical.

Resulta claro que no se busca el pluralismo sindical, sino la quiebra de las organizaciones sindicales, ya que este “pluralismo” nace de una crisis política, que consiste en la incapacidad del gobierno para encontrar una burocracia adicta para sustituir a Moyano. La Rosada sabe que sus próximos adversarios serán muchos de los que hoy está apoyando para asaltar la dirección de la CGT. Lo que importa destacar, sin embargo, es que el “modelo” nuevo mantiene todos los mecanismos de intervención del Estado en los sindicatos por medio del Ministerio de Trabajo. Tomada no ha bloqueado solamente la homologación de convenios colectivos, también se ha metido en la CTA, ha intervenido el gremio de las azafatas y ha usurpado al clasismo en el Suteba La Plata.

Del próximo Congreso pueden surgir tres CGT, dos de ellas “simplemente inscriptas” -Moyano y Barrionuevo- o ni siquiera inscriptas. Con este carácter precario, las CGT no oficiales no podrían participar, por ejemplo, de la negociación en el Consejo del Salario Mínimo, de la OIT o de otras instancias -lo que creará una situación de crisis política permanente. Pero el gobierno tampoco querrá consejos salariales “pluralistas” para no “legitimar” a los opositores. Más allá de las intervenciones dl Ministerio de Trabajo, el kirchnerismo opera inescrupulosamente con los dineros de la salud trabajadora, repartiendo discrecionalmente los fondos de tratamientos de alta complejidad. O para reclutar a Pedraza con garantías de manejo de los subsidios ferroviarios y presumibles garantías de impunidad.

Claramente, la crisis de la burocracia sindical es una expresión de la disgregación del régimen político K, acosado por la bancarrota capitalista mundial y por el “modelo” nacional. La disgregación del régimen y de la burocracia forman un paquete; por eso la salida será política, no sindical en sí misma. Con Moyano, el kirchnerismo tuvo una CGT que se esforzó por garantizar la “paz social”. Hoy estamos ante una definida tendencia huelguística contra las primeras manifestaciones del ajuste en marcha: docentes, dragones, camioneros, metalúrgicos, alimentación, etcétera.

La disgregación es expresión de una crisis del gobierno con los sindicatos, no del montaje de un nuevo modelo sindical. Ante la atomización que plantea la crisis de la CGT, la consigna de “unificación del movimiento obrero” es enteramente abstracta. Lo que importa es que ella sólo será real si es conquistada por medio de métodos clasistas, pero -por sobre todo- que debe formar parte de un desarrollo político independiente, de contenido socialista.

La reunificación del movimiento obrero se hará únicamente sobre nuevas bases de democracia sindical, de independencia política de la clase obrera, de la lucha por una nueva dirección clasista de los cuerpos de delegados y de los sindicatos que, a su turno, puedan reconstituir grandes sindicatos por rama industrial y una central obrera revolucionaria, asociada a la lucha por la emancipación social y al gobierno de los trabajadores. Cuando planteamos un Congreso de Bases de la CGT, lo hacemos en esa dirección, confrontando con los congresos amañados, ajenos a las reivindicaciones inmediatas, a un plan de lucha y a una salida de los trabajadores a la crisis planteada. Nuestra política es empujar con todo al Frente de Izquierda en esta dirección.

Néstor Pitrola