Gabriel Solano expondrá, en representación del Partido Obrero, en la audiencia pública del miércoles 26 de septiembre convocada por la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación para debatir el proyecto que establece el voto de los mayores de 16 años.
En su exposición Gabriel Solano planteará que el proyecto de ley establezca el voto OBLIGATORIO a partir de los 16 años, como ocurre con el resto de los ciudadanos y como marca la propia Constitución. El voto optativo –que prevé el proyecto oficial- no sólo no asegura la participación de la juventud en la elección, que en teoría es lo que se dice buscar, sino que corre el riesgo cierto de que al contradecir la norma constitucional termine quedando en la nada, por eventuales presentaciones judiciales. El voto optativo, además, posibilita la creación de un “mercado de DNI” de los que no vayan a votar e incrementa aún más el piso de votos necesarios para conseguir un diputado, ya que la ley requiere la obtención de un piso mínimo del 3% del padrón.
Para que la ampliación del padrón electoral derive en una mayor conquista democrática –explicó Gabriel Solano- es necesario que la ley incorpore el derecho de todos los partidos políticos a ingresar a los lugares de trabajo y estudio en paridad de condiciones electorales y políticas, a la libre organización de centros de estudiantes en todas las instituciones –incluso en las confesionales-, y la posibilidad de ser electo delegado gremial a partir de los 16 años.
La importancia de incorporar estos planteos a la ley salta a la vista cuando se tiene en cuenta que el contexto político se caracteriza por una intensa actividad de las organizaciones para-estatales, en especial de La Cámpora, en los establecimientos educativos. El objetivo último es reproducir en la juventud el “modelo” de regimentación que impera en los sindicatos y en las organizaciones sociales ligadas al poder. El régimen político actual, basado en el poder personal y el gobierno por decreto, supone esta regimentación. Por eso no es casual que exista la tentativa de crear entidades estudiantiles, secundarias y universitarias, para-estatales (la FUA-K).
Para evitar que el “voto juvenil” sea la bandera democrática que sirva para encubrir esta tarea regimentadora es que planteamos la libertad de organización de la juventud en los lugares de estudio y trabajo. De este modo, la juventud podrá combatir las tentativas de estatización ideológica mediante la libre confrontación de posiciones entre las distintas corrientes políticas.
Gabriel Solano afirmó que no debe sorprender la oposición de la derecha al voto de los jóvenes, pues ésta fue siempre renuente a ampliar el padrón electoral. En relación a la juventud, su oposición se debe a que es el sector social más afectado por la crisis capitalista, como lo prueba que los índices de desocupación y tercerización adquieren en la juventud niveles mucho más altos que en el resto de los trabajadores, así como también la crisis educativa. El Partido Obrero defiende el voto a partir de los 16 años para darle a esta juventud un instrumento adicional de lucha para hacer valer sus reclamos.
El Partido Obrero, que ha adquirido como consecuencia de su acción política una fuerte presencia en la juventud, acepta el desafío del gobierno que cree poder mejorar su registro electoral con el voto juvenil. Sólo reclamamos condiciones realmente democráticas, acelerando la implementación del voto obligatorio a partir de los 16 años, abriendo los lugares de estudio y de trabajo al debate político sin ninguna regimentación estatal.