El miércoles pasado, la Presidenta le reiteró a los acreedores externos -que incluye un numeroso lote ‘nacional’- que el “cepo cambiario” no está destinado a ellos. Que el “cepo democrático” había permitido pagar, durante los primeros nueve meses del año, 17.500 millones de dólares, en concepto de deuda externa (privada y pública). Al día siguiente, un informe Credit Suisse Bank recomendaba la compra de bonos argentinos: “la política gubernamental de permitir pagar a la provincia del Chaco su deuda en pesos, tiene el objetivo primordial de preservar las reservas del Banco Central y la capacidad de pago de la deuda externa”, y agregaba que “esto presenta la oportunidad de comprar en la caída (de precios)”… o sea, los dólares para nosotros, pesos para el pueblo argentino.
La banca internacional tiene en claro que la pesificación de las deudas que se encuentra “bajo legislación local”, así como el “democrático” cepo cambiario, sólo apunta a garantizar el pago en divisas a los acreedores externos. Pero el colmo de la cuestión es que además de pagar en divisas la deuda en dólares, el gobierno volvió a comprometer en un comunicado oficial del BCRA, “el acceso al mercado de cambios a los no residentes que cobran servicios de títulos locales”. Son los títulos en dólares bajo la legislación internacional y local, pero también los títulos en pesos.
Financiando la fuga de capitales…
El pago más importante de la deuda externa en el año, será el del cupón PBI el próximo 15 de diciembre. El gobierno tiene previsto desembolsar en moneda extranjera unos 2.800 millones de dólares por un certificado que no se ha originado en el ingreso de un crédito. Es un tributo colonial -aún peor los que hipotecaban en el pasado el ingreso de las aduanas. Además, debe pagar más de 3.500 millones de pesos por el mismo certificado en pesos. Es sobre este título que los “no residentes” (argentinos y extranjeros) podrán acceder al mercado de cambios al dólar oficial, para cobrar una suma de hasta 750 millones de dólares adicionales. Así, el gobierno está financiando la fuga de capitales a precios de remate. De esta manera, se cierra el circuito por el cual primero se fugan capitales mediante la transferencia al exterior de títulos públicos y luego estos títulos son remunerados por los dólares del BCRA, cuando se paga la amortización de bonos que originalmente eran en pesos, convirtiéndolos a divisas al cambio oficial.
Confiscan el ahorro nacional
La transferencia de recursos de los últimos años del BCRA y la Anses para pagar la deuda externa ha sido inmensa. Solamente del BCRA se han transferido desde diciembre de 2009 hasta septiembre de este año la suma de 34 mil millones de dólares. Esto ha incrementado la deuda del Tesoro con el Banco Central, que ascenderá a fin de año a los 60 mil millones de dólares. Además, según el último informe de la Anses, éste también cedió cerca del 60% de sus activos al gobierno, a cambio de títulos públicos con vencimiento dentro de décadas, por una suma de 27 mil millones de dólares. Este es el nudo de la actual “pesificación”, por la cual esta inmensa fortuna que ha sido transferida mayoritariamente en dólares, el gobierno ahora la ha desvalorizado a través de su conversión a pesos. Por otro lado, le sigue pagando con las reservas en moneda extranjera a los tenedores de títulos públicos en pesos, que residen en el exterior del país. Otro de los mecanismos por los cuales se premia a los especuladores internacionales (ya no sólo pagando la deuda en dólares, ¡sino dolarizando la de pesos!), es a través del “defol” a los jubilados y la confiscación del ahorro nacional.
Sergio Szulman