Después de destinar la cuarta parte de las reservas del Banco Central a pagar la deuda externa de este año, el gobierno acaba de sufrir un embargo internacional a manos de un acreedor de deuda. El gobierno les habló a los usureros con la billetera (desendeudamiento), y los usureros le contestaron con los principios (hay que pagar hasta la última gota de sangre -Nicolás Avellaneda ‘dixit’). El pase de factura en Ghana llega en medio de una nueva crisis de financiamiento del Estado.
CFK se olvidó de la promesa de ‘malvinizar’ la política exterior, porque hasta ahora no dedicó una palabra a denunciar una flagrante violación a la soberanía nacional por parte de un aliado del Commonwealth. Es posible que la voluntad de “volver a los banqueros” explique la conducta política del gobierno frente al secuestro de la nave insignia de la Armada. La única voz oficial de protesta fue la del ministro Lorenzino, y nada menos que en la asamblea del FMI. Lorenzino imploró un aval del Fondo para que declare cerrado al megacanje argentino y poder acceder así al financiamiento internacional. Los voceros del Fondo y del departamento del Estado le dijeron que se arregle con Ghana.
Guerra de camarillas
La cuestión de la Fragata abrió otra crisis en el gabinete de defensa y seguridad, cuando el conflicto de prefectos y gendarmes aún no se ha cerrado. Verbitsky, el socorrista de Garré, le endilgó a la Armada -y al ministro de Defensa, Puricelli- la decisión de aparcar en Ghana. Los marinos, en cambio, sostienen que se trató de una decisión “interministerial”, con la participación de la Cancillería e incluso del inefable Moreno, para hacer negocios con los países africanos. Hace sólo un mes, el mismo Verbitsky había acusado a Puricelli de organizar cursos de “capacitación” con militares norteamericanos. No hay peor destituyente que el del propio palo. Puricelli respondió que seguía los lineamientos que había iniciado Garré como ministra de Defensa. En un artículo titulado “El pragmatismo se impone en la relación con los Estados Unidos”, La Nación (19/9) señalaba que esos ” trabajos conjuntos que hoy ejecuta Estados Unidos con la Casa Rosada se concentran en la lucha contra el narcotráfico, el combate al lavado de dinero, la defensa militar y el terrorismo”. Sergio Berni, por su parte, se habría hecho cargo de retomar la relación del gobierno argentino con la DEA (La Nación, 24/9). Todo esto está en línea con “el proyecto X”, la “seguridad democrática” y la “ley antiterrorista”. La crisis también ha colocado en la picota al canciller Timerman, en momentos en que éste se apresta a comenzar el “diálogo” con Irán.
Los futuros embargos
Los K le endilgaron la crisis de la Fragata al menemismo, por la deuda contraída bajo ley extranjera. Pero el Banco Central confirmó que las divisas sólo estarán aseguradas para “las deudas en moneda extranjera que se contrajeron bajo la legislación extranjera” (Clarín, 12/10). En resumen: los especuladores internacionales tendrán derecho a embargar al Estado argentino, mientras la Anses y el Banco Central (o sea, los jubilados, consumidores y trabajadores argentinos) han renunciado a cualquier garantía.
Marcelo Ramal