El paro general hizo sentir toda la fuerza de la clase obrera en la crisis nacional.
Pero también desnudó -como nunca antes- la hostilidad visceral del gobierno hacia los trabajadores.
La razón es clara: la política oficial choca de frente contra el salario, las jubilaciones y el derecho al trabajo.
Pero, entonces, la conclusión que nos deja el 20N es más clara aún:
Para que el impuesto al salario deje de pagar la deuda externa.
Para terminar con el régimen menemista de riesgos del trabajo.
Para que la carestía infernal deje de financiar a los capitalistas, a costa del salario.
Necesitamos seguir esta lucha.
Abramos la deliberación, en los sindicatos y lugares de trabajo, para impulsar un plan de lucha hasta conseguir las reivindicaciones.
Un paro general activo de 36 horas ya está colocado en esa agenda de lucha.
El paro mostró la fractura abierta entre el gobierno y la clase obrera, que lo había votado mayoritariamente.
Y sumó la simpatía de muchos de los que participaron de los cacerolazos.
Se ha abierto una nueva etapa, para los trabajadores y para el país.
¡A seguirla!
Apoyémonos en la victoria del 20N para imponer nuestras reivindicaciones.
Unamos al movimiento obrero en lucha con la izquierda auténtica, para poner en pie una alternativa política de los trabajadores.
Pero también desnudó -como nunca antes- la hostilidad visceral del gobierno hacia los trabajadores.
La razón es clara: la política oficial choca de frente contra el salario, las jubilaciones y el derecho al trabajo.
Pero, entonces, la conclusión que nos deja el 20N es más clara aún:
Para que el impuesto al salario deje de pagar la deuda externa.
Para terminar con el régimen menemista de riesgos del trabajo.
Para que la carestía infernal deje de financiar a los capitalistas, a costa del salario.
Necesitamos seguir esta lucha.
Abramos la deliberación, en los sindicatos y lugares de trabajo, para impulsar un plan de lucha hasta conseguir las reivindicaciones.
Un paro general activo de 36 horas ya está colocado en esa agenda de lucha.
El paro mostró la fractura abierta entre el gobierno y la clase obrera, que lo había votado mayoritariamente.
Y sumó la simpatía de muchos de los que participaron de los cacerolazos.
Se ha abierto una nueva etapa, para los trabajadores y para el país.
¡A seguirla!
Apoyémonos en la victoria del 20N para imponer nuestras reivindicaciones.
Unamos al movimiento obrero en lucha con la izquierda auténtica, para poner en pie una alternativa política de los trabajadores.