8 de noviembre de 2012

ENERGIA: OTRO DEFAULT EN PUERTAS

De la 'sintonía fina' al apagón en masa

El “balance” de los seis meses de la estatización parcial de YPF es lapidario. Las importaciones de combustibles crecieron en ese lapso un 35%. La petrolera volvería a registrar una caída en la producción de petróleo y gas respecto del año anterior. Sólo se reactivó la perforación de pozos semanas atrás, gracias al préstamo otorgado por Anses. Hasta, ahora los `acuerdos` con petroleras internacionales para la explotación del área de Vaca Muerta no pasan de protocolos de intención. Los pulpos no han puesto un peso. Para invertir, exigen la libre disponibilidad de los hidrocarburos extraídos y de remisión de utilidades del país. Pero ello no sólo involucra a Vaca Muerta. Las petroleras extienden esa condición al conjunto de los planes de perforación. Kicillof se reunió recientemente con ellas y les reclamó un aumento en la producción de gas. Las empresas “creen que el gobierno está dispuesto a convalidar mayores precios del gas- aunque no los internacionales- a cambio de una nueva producción”. (2.1.12). La presunción de los grupos petroleros tiene fundamentos: las naftas ya acumulan un aumento del 24% en el último año. En su presentación del “plan inmediato” para YPF, su nuevo presidente sostuvo que piensa obtener el 70% de las inversiones previstas de fondos propios. O sea que, por ahora, los únicos “inversores” de la nueva YPF son los trabajadores y consumidores argentinos. Los préstamos por 3000 millones de pesos que YPF obtuvo en estos meses tienen sus cláusulas de ajuste atadas al dólar. La devolución de estos fondos, por lo tanto, depende de la dolarización de las tarifas.

Repsol

En medio del empantamiento de la `nueva` YPF, es significativo que el estado español haya resuelto retomar las importaciones de biodiesel argentino, que se habían interrumpido como represalia a la expropiación de Repsol. La medida fue interpretada como un gesto hacia el gobierno argentino con vistas a la próxima cumbre iberoamericana, donde se espera a Cristina Kirchner y un `diálogo` de ésta con Rajoy, que aborde la cuestión de los resarcimientos a Repsol. A la espera de ello, Repsol ha dejado en suspenso el inicio de un juicio a la Argentina ante el tribunal arbitral del Banco Mundial. Según “El Economista” (México), el gobierno argentino estaría dividido entre quienes están dispuestos a negociar un pacto y quienes no” (2.11). Pero el propio presidente de YPF, Galuccio, ya afirmó que la expropiación de Repsol “influye en ciertos inversores en la decisión de asociarse con nosotros” (Clarín, 31.8).

Una `normalización` con Repsol no resolvería, de todos modos, las demás exigencias de los monopolios petroleros. Pero cargaría sobre YPF una nueva hipoteca, que reforzará la tendencia a los tarifazos.

Gasíferas y eléctricas reclaman rescate 

La crisis energética se completa con la cesación de pagos declarada en las distribuidoras de gas y energía eléctrica. Metrogas ha dejado de pagarle en tiempo a sus proveedores. Por su parte, Edenor sólo paga la mitad de su factura con la compañía del mercado eléctrico mayorista, la que a su vez ha dejado de pagarle a las generadoras. De Vido ha tenido que salir a aclarar que “el suministro eléctrico de este verano está asegurado”, señal de que se esperan apagones masivos a partir de esta ruptura en la cadena de pagos. Los principales grupos del sector eléctrico han “distraído” los subsidios en comprar distribuidoras del interior y concentrar el negocio. A su turno, las deuda de las eléctricas están en manos de “fondos buitres”, que esperan cobrar por ellas seis veces el valor por el cual las compraron. Sobre el mismo sistema eléctrico, sobrevuela también la sospecha de obras sobrefacturadas. Pero a despecho de todo lo anterior, Kicillof les ha prometido un régimen de tarifas que contemple “el costo más un beneficio razonable”. Esos costos convalidarán los préstamos leoninos y demás negociados. Las distribuidoras de gas esperan una “convocatoria similar” a la que recibieron las eléctricas. (La nación, 12.10).

A un año del anuncio de la `sintonía fina`, las privatizadas y el capital financiero están emplazando al gobierno. El rescate de todos ellos plantea una conmoción política y económica, lo que explica las vacilaciones de los K. Pero los naftazos, los arreglos con las eléctricas y la tentativa de un acuerdo con Repsol indican cuál es la dirección oficial: un nuevo rescate de las privatizadas del menemismo, a costa de los trabajadores y del país.

Marcelo Ramal