Aunque el gobierno provincial no ha presentado aún el proyecto de presupuesto para el año entrante, De la Sota ya ha declarado que se trata de un “presupuesto austero”. La austeridad viene para las obras públicas, salud, educación y seguramente salarios (habría una poda del 20% en los gastos). Lo que no es nada austero es el aumento de impuestos.
Después del recorte a los jubilados y el sacudón a los combustibles (“tasa vial”) el gobierno prepara un aumento de ingresos brutos y del inmobiliario.
Después del recorte a los jubilados y el sacudón a los combustibles (“tasa vial”) el gobierno prepara un aumento de ingresos brutos y del inmobiliario.
En el caso del urbano no bajaría del 25%. Respecto al rural el gobierno anunció que, si bien se aumentará, no habrá un revalúo (el último fue en 1995). De darse los aumentos que están circulando en los medios, el campo pagaría la sexta parte de lo que correspondería con un revalúo a valores de mercado. Sin embargo, las corporaciones agrarias ya pusieron el grito en el cielo y De la Sota en persona se sentó a negociar con ellas.
Algunos voceros del gobierno señalaron que no quieren hacer un revalúo para no darle “más recursos” a la Nación, ya que eso llevaría a un aumento de lo que deben tributar por ganancias. O sea, una operación de evasión fiscal en alta escala que solo beneficia a los pools sojeros y la oligarquía. Lo de la provincia se repite en todos los municipios y comunas, que además están pergeñando las mil variantes para sacar nuevas tasas y aumentar las existentes.
El argumento de semejante confiscación es el remanido de que “necesitamos la plata para acompañar los aumentos salariales” es decir nuevamente la pretensión de enfrentar la bronca de los vecinos con los trabajadores municipales.
El ajustazo en la municipalidad, en realidad, tiene como objetivo bancar el nuevo esquema de recolección de residuos que pretende licitar el próximo año, que insumirá mas 700 millones. A través de la agitación política y desde el bloque legislativo del Frente de Izquierda rechazamos esta brutal confiscación al bolsillo. La carga tributaria debe recaer sobre los pools sojeros, los terratenientes, los grandes capitalistas de la industria, los especuladores inmobiliarios.
Las direcciones gremiales le “acomodan el cuerpo” al ajuste, a cuenta de las discusiones salariales. Los acuerdos en cuotas y a la baja respecto a la inflación terminan depreciando el valor real del salario. En Córdoba todavía ni se habla del paro del 20 ó 22, cuando aquí hay motivos de sobra.
Abajo el impuestazo.
Salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, actualizado.
Plan de lucha.
M. D. y E. S.