Argentina se ha visto perjudicada por dos fallos judiciales insostenibles. El primero, que secuestra la Fragata Libertad, viola la inmunidad de una nave de guerra. En el segundo, una cámara de apelaciones neoyorquina ordena una ‘doble vía’: los acreedores que rechazaron el canje de 2005 tienen derecho a cobrar la nueva deuda con quitas, sin perjuicio de seguir litigando por cobrar de forma integral. Una aplicación generalizada de este abuso interpretativo pondría fin a las restructuraciones de deuda en Europa. El fallo tiene otra incongruencia, porque los ‘fondos buitres’ no podrían cobrar los cupones PBI, los cuales fueron entregados como ‘premio’ a los que sí entraron en el canje. La cláusula de trato igualitario establece que no se pueden emitir obligaciones con diferentes privilegios de pago en caso de ‘defol’. De ningún modo iguala derechos para quienes quedaron afuera de un canje aceptado por el 95% de los acreedores. El fallo de Nueva York imposibilita la continuidad del pago de la deuda externa de Argentina en los términos en que se venía haciendo.
¿Qué reflexión merecen estos acontecimientos? Antes que nada, desnuda la ficción política de la Unasur, la que los ha ignorado olímpicamente. ¿Razones? Bolivia, una eminencia del campo bolivariano, acaba de suscribir una deuda internacional de la mano del JP Morgan y, por otro lado, alienta la construcción de una refinería con Repsol, nada menos. La Bolsa de San Pablo, por su lado, repudiaría un desconocimiento de la jurisdicción extranjera en materia de deuda externa. Hugo Chávez, por último, nunca ha tenido una confrontación con los acreedores de Venezuela, ‘et pour cause’: los reescalonamientos de su deuda con los bancos extranjeros proveen el financiamiento de PDVSA y del mercado de cambios de Caracas. Tampoco Cristina Kirchner quiere confrontar: la deuda externa del sector privado de Argentina ha dado un gran salto en 2012, lo mismo que las deudas provinciales, las que se ajustan a la cotización del dólar. La unidad efectiva de América Latina solamente podría ser asegurada por gobiernos de trabajadores.
El otro aspecto es que el ‘desendeudamiento’ ha vaciado las finanzas de Argentina. Ha confiscado los fondos de la Anses y desvalorizado el patrimonio del Banco Central. La burguesía nacional reclama al gobierno que salga del atolladero mediante el pago de la fianza a Ghana y la aceptación del fallo neoyorquino. Es una posición colonial. El pago serial de la deuda usuraria, a costa de los jubilados y de una inflación indomable, ha acentuado la vulnerabilidad financiera del país (cepo cambiario). Hubiera sido más barato y efectivo repudiar la deuda usuraria contraída por el gobierno militar y refinanciada a repetición por los democráticos, como lo reiteró el Frente de Izquierda en la última campaña electoral.
Jorge Altamira, ex candidato a presidente de la Nación por el Frente de Izquierda.