El gobierno suele acusar de la inflación galopante a las “corporaciones monopolistas”.
Las mismas a las que dejó aumentar los precios de los alimentos en un 40 por ciento, durante 2012.
La oposición de los Macri, Binner o De la Sota acusa de la inflación al gobierno.
Pero ellos disponen impuestazos y tarifazos allí donde gobiernan.
Trenes, colectivos y peajes inauguraron 2013 con aumentos de marca mayor.
El derechista Macri hará lo propio con el subte, que acaba de transferirle el gobierno K.
La “nueva” YPF cierra sus acuerdos con petroleras extranjeras en base a brutales aumentos en la nafta y en el gas.
Estamos ante una gigantesca transferencia de riqueza (de los trabajadores, consumidores y jubilados) hacia los monopolios capitalistas y el Estado que los sostiene.
Está claro, entonces, que los “alertas” del gobierno y los opositores tradicionales respecto de la inflación se deben a los aumentos que ellos mismos promueven.
El “grito en el cielo”, en cambio, apunta a atenazar el salario de los trabajadores de cara a las próximas paritarias.
Según la Universidad de Rosario, la canasta familiar ya llegó a 7.646 pesos.
Muy lejos de los 3.000 que percibe el 70 por ciento de los que trabajan.
El gobierno y las cámaras patronales se aferran a un techo del 20 por ciento de aumento para el año 2013, cuando la inflación difícilmente baje de un treinta por ciento.
Pero ¿qué decir de los compañeros precarizados o en negro, quienes soportan la carestía infernal sin recibir un peso de aumento?
O los desocupados, que sobreviven con una asistencia social también “ajustada” y congelada.
La crisis social que asoma detrás de esta orientación anticipa un 2013 de luchas y definiciones políticas.
Preparemos la lucha por paritarias sin techo, por 7.600 pesos de básico y el fin de la precarización laboral.
Opongamos a los gobiernos de la carestía y el saqueo al salario una alternativa política de izquierda.