Nuestro planteo
“El panorama es incierto. Hoy no podemos decir que vemos algo hacia delante (…) no hay que confundir el patentamiento con producción. Que se vendan más autos no quiere decir que haya más producción” (Clarín, 6/9).
Las declaraciones corresponden al ministro de Industria de Córdoba, Jorge Lawson -el mismo que hace unos meses, en la Comisión de Industria de la Legislatura, dijo ante la requisitoria del bloque del Frente de Izquierda que “tenemos todo monitoreado día a día y no hay por qué preocuparse”.
“Unos 16 mil trabajadores se verán afectados por suspensiones y el adelantamiento de vacaciones”, declaró el secretario general del Smata, Dragún, ex ministro de Trabajo de De la Sota.
En Córdoba, Fiat (la más ligada al mercado brasileño) ya viene aplicando suspensiones desde julio y ahora las ha incrementado; VW inició las suspensiones en un sector -en este caso, el problema es el mercado mexicano y europeo. Los informes, hasta hace apenas unos días, hablaban del crecimiento de la producción gracias a Renault, pero esta empresa es la que ha salido a blanquear el adelantamiento de vacaciones como salida.
Según la Asociación de Fabricantes de Automóviles, en agosto, la baja interanual fue del 21,6%; a esto se agrega una caída del patentamiento de autos en el 1,2% respecto del año pasado.
La razón que todos esbozan es la caída de las exportaciones a Brasil como consecuencia de la reducción del mercado en ese país.
Brasil está devaluando el real, el acuerdo automotriz entre ambos países está vencido y la renegociación del mismo está en crisis, en parte porque Brasil está mirando hacia el Mercado Común Europeo y abandonando el Mercosur. El “atraso cambiario” es el otro problema resaltado.
Dragún y Lawson se suman al carro de las patronales que reclaman la devaluación, mientras están preparando el terreno para hacer pasar las suspensiones y los adelantos de vacaciones.
La devaluación no traerá aparejado un desarrollo industrial, sino exactamente lo contrario. Metida en la guerra devaluatoria con los demás productores, la industria metalmecánica argentina lleva las de perder, fundamentalmente por el fuerte retroceso sufrido: es una simple armaduría o ensambladora de autopartes importadas.
Lo que la devaluación sí implica es una confiscación a los trabajadores por la vía de la liquidación de sus salarios y, luego, de los puestos de trabajo.
La salida pasa exactamente por desprenderse de la política de las patronales y defender los puestos de trabajo impidiendo las suspensiones. Estas y el adelantamiento de las vacaciones son el anticipo de la segunda fase: los despidos, para lo cual lo conveniente es tener a los trabajadores alejados de las plantas de producción. Los burócratas sindicales y gobierno saben que es así.
Para preservar los puestos de trabajo, el ingreso de los trabajadores y su presencia en las plantas: ni suspensiones ni despidos; reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, el cual debe ser sostenido por las patronales que embolsaron grandes ganancias en la “década ganada”, como la misma Cristina lo reconoció. En este sentido, relanzaremos la campaña por la aprobación del proyecto de ley prohibiendo despidos y suspensiones que el Frente de Izquierda presentó en la Legislatura.
El segundo aspecto clave es reorganizar la industria bajo gestión obrera, porque las patronales automotrices están bloqueando la industrialización y el empleo, ya que no saldrán del estadio de ensambladoras.
Eduardo Salas