La lucha de la Asamblea Malvinas, de las organizaciones sociales y ambientales, y de la izquierda ha logrado frenar la instalación de la multinacional Monsanto en la ciudad de Malvinas Argentinas, avalada e impulsada por el gobierno local del radical Arzani, así como también por De la Sota y Cristina Kirchner.
Hace más de un año y medio que los vecinos vienen desarrollando innumerables acciones contrarias a la instalación. A comienzos del año, se obtuvo la suspensión de la obra mediante un recurso de amparo, pero el Tribunal Superior, adicto a De la Sota, revocó la medida cautelar de no construir hasta que no se garantizara el estudio de impacto ambiental y la consulta popular según lo dispone la Ley General de Ambiente.
Frente al avance ilegal de la instalación, vecinos y activistas ambientales -entre ellos las “Madres de barrio Ituzaingó” (víctimas de la contaminación de agroquímicos)-impulsaron un bloqueo a la entrada del predio para impedir la continuidad de la construcción. Ese bloqueo, que contó con el apoyo activo de la izquierda, terminó de desatar una crisis política.
El gobierno provincial, imposibilitado de desplegar un desalojo directo, acudió a la tercerización de la represión mediante una patota de Uocra, la que desarrolló una línea de provocación, amparándose en una supuesta defensa de los puestos de trabajo. En realidad, la Uocra amenazó con despidos a los pocos obreros que se encontraban trabajando. El pasado lunes 30, el conflicto llegó a su punto más álgido ante el intento de acceso de camiones con materiales al predio, lo cual fue resistido por los manifestantes; entonces, la policía provincial reprimió, lo que despertó un enorme rechazo popular. Horas después, Monsanto anunciaba que suspendía las obras.
De la Sota y el intendente radical Arzani han sido descubiertos como verdaderos agentes de Monsanto, a costa de la salud de la población y el saqueo de los recursos naturales. El kirchnerismo, en un acto de manipulación extrema, pasó de impulsar la instalación de Monsanto a deslizar el supuesto apoyo a una consulta popular, sin pronunciarse sobre la cuestión de fondo. La más pérfida de todos los K es la candidata Scotto, quien señaló que se diferenciaba de la Presidenta sobre el asunto, pero cuando era rectora de la Universidad Nacional de Córdoba habilitó publicidad en la radio y el canal de televisión de la universidad a favor de la instalación.
La suspensión de las obras y la voltereta del kirchnerismo son maniobras que buscan superar la crisis y garantizar finalmente la instalación, incluso después de las elecciones. Por ello es fundamental continuar la lucha y participar masivamente de la movilización convocada por la Coordinadora Provincial para la Soberanía por el Agua y la Tierra, para el próximo 8 de octubre a la Casa de Gobierno que levanta la consigna “Fuera Monsanto” y reúne a asambleas ambientalistas y de vecinos de toda la provincia.
Soledad Díaz García
Hace más de un año y medio que los vecinos vienen desarrollando innumerables acciones contrarias a la instalación. A comienzos del año, se obtuvo la suspensión de la obra mediante un recurso de amparo, pero el Tribunal Superior, adicto a De la Sota, revocó la medida cautelar de no construir hasta que no se garantizara el estudio de impacto ambiental y la consulta popular según lo dispone la Ley General de Ambiente.
Frente al avance ilegal de la instalación, vecinos y activistas ambientales -entre ellos las “Madres de barrio Ituzaingó” (víctimas de la contaminación de agroquímicos)-impulsaron un bloqueo a la entrada del predio para impedir la continuidad de la construcción. Ese bloqueo, que contó con el apoyo activo de la izquierda, terminó de desatar una crisis política.
El gobierno provincial, imposibilitado de desplegar un desalojo directo, acudió a la tercerización de la represión mediante una patota de Uocra, la que desarrolló una línea de provocación, amparándose en una supuesta defensa de los puestos de trabajo. En realidad, la Uocra amenazó con despidos a los pocos obreros que se encontraban trabajando. El pasado lunes 30, el conflicto llegó a su punto más álgido ante el intento de acceso de camiones con materiales al predio, lo cual fue resistido por los manifestantes; entonces, la policía provincial reprimió, lo que despertó un enorme rechazo popular. Horas después, Monsanto anunciaba que suspendía las obras.
De la Sota y el intendente radical Arzani han sido descubiertos como verdaderos agentes de Monsanto, a costa de la salud de la población y el saqueo de los recursos naturales. El kirchnerismo, en un acto de manipulación extrema, pasó de impulsar la instalación de Monsanto a deslizar el supuesto apoyo a una consulta popular, sin pronunciarse sobre la cuestión de fondo. La más pérfida de todos los K es la candidata Scotto, quien señaló que se diferenciaba de la Presidenta sobre el asunto, pero cuando era rectora de la Universidad Nacional de Córdoba habilitó publicidad en la radio y el canal de televisión de la universidad a favor de la instalación.
La suspensión de las obras y la voltereta del kirchnerismo son maniobras que buscan superar la crisis y garantizar finalmente la instalación, incluso después de las elecciones. Por ello es fundamental continuar la lucha y participar masivamente de la movilización convocada por la Coordinadora Provincial para la Soberanía por el Agua y la Tierra, para el próximo 8 de octubre a la Casa de Gobierno que levanta la consigna “Fuera Monsanto” y reúne a asambleas ambientalistas y de vecinos de toda la provincia.
Soledad Díaz García