2 de enero de 2009

Iveco en el ojo de la tormenta

Preparar la ocupación

Los 42 despedidos de Iveco han vuelto a rechazar el ofrecimiento de la patronal: mantenerlos suspendidos con 500 pesos mensuales. También rechazaron el planteo de la burocracia de "pelear" por 1.050 pesos. Reclaman la continuidad del 75% y por eso la conciliación obligatoria sigue hasta el 14 de enero.

¿Por qué la patronal de Iveco se emperra en no "cerrar" el conflicto con 42 trabajadores? Porque el 31 de enero vence la prórroga de los contratos de otros 300 trabajadores; los 500 pesos son la propuesta de máxima que está dispuesta a hacer al grueso de los contratados a fines de enero. Iveco tiene el 40% de su personal contratado, lo cual es una anormalidad preexistente al conflicto y a la crisis; ahora se aprecian las consecuencias. El boom productivo de esta subsidiaria de Fiat no habría tenido lugar sin esos compañeros. Corresponde su defensa integral.

El 75% implica reconocer la suspensión; los trabajadores tienen claro que una cifra inferior es una miseria que no les ayuda a sostener a la familia, un subsidio para que se vayan buscando otro laburo. El 75%, fijado por convenio, establece su condición de trabajadores de la planta.

Evidentemente, lo del 75% no resuelve la situación, los trabajadores se han aferrado a ese reclamo como resultado de la política de la burocracia de dividir los conflictos, de establecer negociaciones separadas, y de peregrinaje frente a la Secretaría de Trabajo.

El objetivo de los trabajadores es permanecer en planta sin quitas salariales. Esto es lo que ha llevado a que se discuta abiertamente la ocupación de fábrica, una tendencia que recorre al conjunto del movimiento obrero (como lo revelan GM, Indugraf, Ursus y Paraná Metal), y ésa es la alternativa de lucha planteada. El fin de la conciliación obligatoria debe encontrar a todos los trabajadores en asamblea para resolver el curso de la lucha y recuperar la iniciativa frente a la burocracia. Usemos estos días para preparar esta acción.

Iveco no es una pyme

Iveco tiene condiciones de sobra para pagar mucho más que los 500 pesos. Tiene condiciones para mantener a todos los trabajadores dentro de la fábrica repartiendo las horas de trabajo y sosteniendo los mismos salarios de la jornada completa.

No es una pyme. Con 26.000 empleados, Iveco produce en 27 establecimientos ubicados en 16 países del mundo, con "tecnología de excelencia" desarrollada en cinco centros de investigación. Más allá de Europa, está presente en China, Rusia, Australia, Argentina, Brasil y Sudáfrica. Además, más de 4.600 puntos de asistencia en 100 países garantizan el soporte en todas las áreas geográficas en que un vehículo Iveco trabaja. Iveco tiene llegada directa al gobierno nacional: el actual secretario de Industria, Fernando Fraguío, es un ex presidente de la empresa. Iveco tiene subsidios generosos del gobierno provincial: eximición de impuestos, 400 pesos mensuales por trabajador tomado durante 2008.

La producción de Iveco creció un 59% en los primeros once meses de 2008, en comparación con igual período de 2007; sus ventas aumentaron un 46% (datos de Adefa). A mediados de diciembre presentó un nuevo modelo de camión, el Tector, con el que apuesta a ganar el mercado.

La patronal usa la crisis como excusa para proceder a un reajuste de las condiciones de los trabajadores; con el mismo objetivo planea levantar su planta en Francia para trasladarla a Serbia, en busca de condiciones de explotación más favorables.

El titular de Adefa y presidente de Renault, Dominique Maciet, utilizó la presentación de un nuevo modelo, el Symbol, para reclamar al Smata una tregua salarial de seis meses. En una entrevista a La Voz del Interior (21/12), Maciet condicionó el mantenimiento del actual número de trabajadores a que haya una demanda de entre 450 y 500 mil vehículos (aunque aun así no descartó suspensiones masivas), lo cual condicionó a su vez a "que los planes del gobierno sean un éxito". Aprovechó para reclamar que "hay que financiar las actividades de las empresas, porque se (han caído) la posibilidades de financiación que tienen las compañías". Para no quedarse corto planteó que recuperar el mercado externo es difícil porque "el país no ha recuperado la competitividad", que es una forma elegante de reclamar mayores subsidios del Estado y un mayor abaratamiento de la mano de obra vía la devaluación y un golpe aun mayor a las flexibilizadas condiciones de trabajo hoy existentes.

Ese es el programa de la patronal: fondos del Estado, mayor explotación y libertad para fugar capitales.

Una salida obrera


El gobierno y la burocracia sindical hacen causa común con las patronales: permiten los despidos y las suspensiones, mientras los planes "anticrisis" significan mayores fondos disponibles para la fuga de capitales.

Haría falta renovar camiones e incorporar nuevas unidades si se construyeran los millones de viviendas que plantea la superación del déficit habitacional argentino, si se realizaran efectivamente las obras públicas y ferroviarias necesarias, si se llevara adelante un plan de reconversión de la producción agropecuaria e industrial sobre la base de la confiscación de los terratenientes y monopolios industriales y exportadores y sobre la base de una recomposición del mercado de consumo a partir de nuevas bases sociales.

Mientras el gobierno propicia la fuga de capitales entregando los fondos a los bancos y empresas y desangra el país sosteniendo el pago de la deuda usuraria, corresponde la nacionalización de los bancos, del comercio exterior, de las grandes industrias, el control del mercado de cambios y el no pago de la deuda externa.

Mientras el gobierno destina los fondos del Anses a financiar a los capitalistas de las automotrices y de la "línea blanca", corresponde reponer el 82% y aumentar las jubilaciones mínimas a ese porcentaje de la canasta familiar.

La industria metalmecánica tiene futuro en el marco de una reconversión de la economía en función de los intereses populares y no de los capitalistas. Mientras las patronales deprimen el mercado interno (vía los despidos, los recortes salariales, las suspensiones) se impone la prohibición de los despidos y las suspensiones, el reparto de las horas sin disminución de haberes y el aumento general de salarios.

Eduardo Salas