2 de enero de 2009

La lucha contra los despidos y suspensiones en la industria automotriz

El PTS confirma todo

El PTS ha escrito un artículo para contestar a nuestra caracterización (publicada en PO Nº 1.068) de que están adaptados a la burocracia del Smata, al saludar "como un triunfo" y "un paso adelante" la aceptación de las suspensiones en la industria automotriz. La respuesta no sólo confirma nuestra caracterización; la profundiza.

Los motivos de por qué las suspensiones serían "un paso adelante" no aparecen a lo largo de los ¡15.000 caracteres! que ocupa la respuesta. Lo que sí aparecen son deformaciones de la realidad.

Se afirma que con este acuerdo "se mantiene la unidad dentro de las fábricas", pero ¡los trabajadores suspendidos están fuera de la empresa, no adentro! Esta simple "realidad" llevó a los trabajadores de General Motors Rosario a rechazar la propuesta de la patronal (similar a la acordada por el Smata en Córdoba) y a plantearse la ocupación de la planta (como ocurrió el viernes 19, que la burocracia disfrazó de bloqueo). Los compañeros de GM se aferraron a que los trabajadores debían quedar dentro de la empresa, porque fuera de ella los convertía en despedidos anticipados, como (repetimos) sucedió en Ford en 2002. Trátese de efectivos o contratados, si están adentro es una realidad, si están afuera es otra.

Para justificar su posición, el PTS camelea los números. Sostiene todo el tiempo que los trabajadores de Gestamp "obtuvieron" el 60% de sus salarios, pero no es así. Les pagarán el 52,5% de lo que cobraban sin hacer horas extras (cobraban 1.800 pesos en efectivo, más 200 pesos en tickets canasta que, a su vez, es el 45% de lo que cobra la inmensa mayoría de los efectivos de Gestamp). Al camelear las cifras, el PTS embellece un acuerdo que los trabajadores rechazan. La única crítica que hacen a la burocracia es que firmó el acuerdo "sin llamar a asamblea para consultar a las bases". Pero si el Smata hubiera llamado a esa asamblea, el PTS habría votado con la burocracia a favor de las suspensiones.

Si se revisa La Verdad Obrera, desde mediados de noviembre no hay críticas a la burocracia; tampoco las hay en los volantes del PTS; simple y sencillamente, en el mes de mayor desenvolvimiento del conflicto no sacaron un solo volante. El único, de la 29 de Mayo, es una crónica de la jornada del 1º de diciembre donde, perdido entre varios párrafos, se dice que "el Smata debe concretar la movilización con cese de actividades cuanto antes".

El PTS no solamente se ha adaptado a la burocracia, también comparte sus argumentos. En la Comisión de Trabajo de la Legislatura, el secretario adjunto del Smata, Angel Tello, se tomó un buen tiempo para explicar que el objetivo de ellos era que las patronales reconocieran alguna responsabilidad sobre los eventuales, al darles un subsidio. ¿Qué nos dice el PTS? "Esto es un cambio histórico contra el ‘sentido común' impuesto por las patronales y la burocracia en relación a los contratados". ¿Cuál es el cambio histórico? Los trabajadores han quedado afuera, con un subsidio del 52% de sus ingresos, a partir de un salario menor al de los efectivos.

Para el PTS, el gran "logro" es que "impusieron que el Smata baje a discutir la reincorporación". Este concepto está repetido en La Verdad Obrera y fue escrito por los "despedidos de Gestamp" en su adhesión al acto del 19 y 20. Sin embargo, el supuesto compromiso de la burocracia se transforma, en los hechos, en un argumento contra la lucha efectiva: en una reunión realizada por el comité de lucha de Gestamp el sábado 29 de noviembre, los "mecánicos del PTS" desalentaron las posiciones de los despedidos de ir el 1º de diciembre a bloquear la entrada a Gestamp con el argumento de que tenían el "compromiso" de la burocracia de "bajar a negociar".

El "gran logro" que presenta el PTS es una patraña de la burocracia. Cuando la directiva del Smata vio que la política de aceptar los despidos de los contratados era rechazada por los trabajadores, como sucedió en la asamblea de VW, decidió convocar a una movilización el 1º de diciembre y trató por todos los medios de que no se juntaran con los trabajadores de Iveco y los de Gestamp. Y aunque no lo logró, sí pudo imponer una fractura de las negociaciones. Así se fueron desgranando las movilizaciones, sostenidas fundamentalmente por los trabajadores de Iveco. De esto el PTS ni habla, emborrachado en su "triunfo". No se va encontrar una sola línea en LVO que desnude la política de la burocracia. LVO se dedica a cronicar la lucha, pero no a delimitarse de la burocracia sindical. En su ‘refutación' del PO explica el 60% (en realidad, como explicamos, el 52,5%) de Gestamp en función de las condiciones de Gestamp; los de Iveco en función de la situación de los trabajadores de Iveco. Así fábrica por fábrica. Si esto no es adaptación, ¿cómo se llama?

¿Victoria o derrota?

El PTS pretende que nos peleemos con los trabajadores de Gestamp. Nosotros estaríamos atacándolos al advertirles que pueden quedar en la calle, mientras ellos los estarían defendiendo al elogiar "su paso adelante". Es muy burdo. Los trabajadores despedidos de Gestamp han hecho "esfuerzos extraordinarios para mantener una lucha contra los despidos" (PO Nº 1.066). El problema no son los trabajadores de Gestamp, el problema es la burocracia a quien el PTS agradece que "baje a discutir la reincorporación", aunque lo haya hecho "sin asamblea de base". La burocracia no lucha por la reincorporación y ha pateado el problema para adelante a costa del 47,5% de los haberes de los trabajadores y a que queden alejados de la planta, sometidos a las presiones de la patronal, de las consultoras y de la miseria. Los trabajadores no han sido derrotados, porque la lucha sigue, pero de ningún modo consiguieron un triunfo. El trabajador citado en el reportaje publicado por LVO (307) lo dice con toda claridad: "¿Sabés por qué yo no aplaudo? Porque queremos volver a trabajar, no me gusta estar subsidiado". En lugar de reafirmarlo en este concepto el entrevistador explica cómo lo convenció del "gran paso adelante". ¿Así se crea una conciencia antipatronal y antiburocrática? ¿Así se desenvuelve el espíritu crítico en una clase que tiene la tarea de tomar el poder? El trabajo político del PTS es de freno, es reaccionario.

Ni 75% ni 60% (52,5% reales): ocupación de fábrica

El PTS cree haber encontrado una contradicción en nuestro apoyo al reclamo del 75% de los suspendidos de Iveco. Puede ser que para el PTS la diferencia de pesos entre el 75% y el 52,5% no sea mucho; para un trabajador que apenas araña los 2.000 pesos sí es mucho (exactamente 450 pesos). Así y todo el problema no es de porcentajes.

Los trabajadores de Iveco quedaron para el final, cuando ya se había cerrado el acuerdo de VW (fuertemente rechazado), cuando se había firmado el de Gestamp. Con estos "triunfos" en la mano, la burocracia les planteó que estaban rechazando los 500 pesos que ofrecía la patronal y que "luchaba" por los 1.050 pesos. Los trabajadores los reputearon y exigieron el 75%, que vienen cobrando hasta ahora. Obligaron a que hablaran los "delegados combativos" (que habían entrado con la burocracia a negociar). La intervención de éstos dejó a los obreros más preocupados (lo menos que les dijeron fue "son unos tibios") y se aferraron más al 75%. El PO salió a apoyar este planteo porque allí se habían parado los trabajadores para defenderse de la burocracia y de la patronal. Para una corriente como la nuestra -que sacó ocho declaraciones distintas en un mes e hizo cinco actos en puertas de fábricas rechazando los despidos y suspensiones, planteando el reparto de las horas de trabajo, reclamando la asamblea general de los metalmecánicos y desnudando la política de la burocracia y del gobierno-, apoyar el punto de defensa al que se aferraban los trabajadores no es una contradicción, es un punto de partida para retomar la lucha de fondo. Además, el 75% está planteado en el convenio del Smata, con lo cual a los contratados en este punto se les aplicaría el mismo derecho que a los efectivos, lo que habría creado un antecedente de continuidad laboral, algo muy distinto a un subsidio.

Es evidente que el 75% no es una salida, lo sostuvimos en ocho declaraciones distintas repartidas en un mes y en los cinco actos realizados en puertas de fábricas, planteamos que la salida era el rechazo a los despidos y suspensiones, el reparto de las horas de trabajo, la asamblea general de los metalmecánicos y desnudamos la política de la burocracia y del gobierno. El PO salió a apoyar este planteo porque allí se habían parado los trabajadores para defenderse de la burocracia y de la patronal, pero no sostuvimos que era una victoria.

La salida es preparar la ocupación de fábrica para imponer el reparto de las horas trabajo, tarea que el activismo discute abiertamente. El PTS sigue vendiendo "victorias" y "pasos adelante", colocando a los trabajadores a discutir si el 50, el 60 o el 75.

Una cuestión de aparato

El PTS quiere ocultar su posición podrida con chicanas. No tienen ninguna importancia.

No se entiende por qué rechazan el proyecto que presentó el bloque del FIT (que integramos) para prohibir los despidos y las suspensiones, establecer el reparto de las horas de trabajo, crear las comisiones obreras de control, etc. ¿Cuál es el crimen de lanzar una campaña para difundir el proyecto (que es un programa de salida a los despidos y suspensiones), buscar adhesiones y propender a la organización de las masas para imponerlo? (como aclaración, basta leer bien el artículo del PO Nº 1.068 sobre el proyecto de ley; ahí no se dice que el proyecto del diputado patronal Varas es similar sino "aunque se refieren al mismo problema, son diametralmente opuestos" y se lo critica de punta a punta.)

El PTS nos acusa de defender (y mal) "nuestro pequeño aparato" y que debiéramos quitarnos "la anteojera sectaria... para no quedar por fuera de los combates". Agradecemos el consejo pero no creemos que corresponda, el "aparato del PO" no es el problema. El problema central es cómo enfrentar la crisis capitalista con una política independiente y no para apoyar las "salidas" que nos manda la patronal, por intermedio de la burocracia. La lucha del PTS en los conflictos es adaptarse a la burocracia o al propio Estado. Sucedió recientemente con el caso de Eli Díaz: el Ceprodh como abogados querellantes pidieron para el violador de Eli 20 años de prisión, la fiscalía pidió sólo ocho (menos que los años que él violó a Eli). Finalmente le dieron ocho, y el PTS y el Ceprodh lo consideraron un triunfo porque, lógicamente, ocho es más que nada. En el medio se perdieron de poner el acento en desnudar el carácter de clase de la justicia, de la protección del Estado a los patrones violadores. Siempre hay un argumento para defender estas posiciones, pero lo que prima es la defensa de su "aparato", llámese Ceprodh o "mecánicos del PTS".

Eduardo Salas