Ni bien terminaron las elecciones, las grandes patronales se abalanzaron para plantear sus reclamos.
Resulta claro que interpretaron los resultados de las urnas a favor de sus intereses.
Los sojeros piden que se bajen las retenciones a la exportación.
Los industriales, que se les paguen las deudas por subsidios o descuentos de impuestos y, por sobre todo, que no se reanuden las paritarias.
Las empresas de servicios quieren el tarifazo.
Los bancos y los acreedores internacionales reclaman que se normalicen las estadísticas para poder cobrar a pleno la deuda del Estado que se indexa o ajusta por inflación.
¿Y los trabajadores?
Moyano solamente se interesa por colocar a su gente en los ministerios de Salud y de Transporte.
Yasky finge animarse con un llamado a ‘abrazar’ el Congreso.
Mientras tanto, la desocupación llega a los dos millones de trabajadores, las fábricas cerradas no tienen salida, los salarios se deterioran, los despidos continúan.
La gripe A golpea social y económicamente a los más humildes y pone de manifiesto el derrumbe de la salud pública –luego de los cinco ‘rugientes’ años de ‘crecimiento chino’.
La crisis sanitaria desatada por la gripe A demuestra la incompatibilidad entre el capitalismo y la seguridad social y la salud pública.
Necesitamos poner en el centro del escenario nuestras necesidades y reclamos:
• cobro integral de los salarios por suspensiones o cierres ocasionados por la gripe; anulación de todo descuento por presentismo.
• cese del pago de la deuda pública y transferencia de esos fondos al sistema de salud pública;
• gratuidad de los medicamentos para los trabajadores;
• reanudación inmediata de las paritarias con delegados electos en asamblea;
• no a despidos o suspensiones, reparto de las horas de trabajo al cien por cien del salario;
• un seguro al parado del 82% móvil;
• que jubilados y trabajadores dirijan la Anses, 82% móvil para los jubilados;
• expropiación de toda empresa que cierre;
• cancelar las concesiones a las empresas mineras, preservar los glaciares y el medio ambiente de los flujos de agua;
• independencia de los cambios y recambios de gabinete, que se convoquen asambleas y congresos de bases de la CGT y la CTA para elaborar una salida anticapitalista a la bancarrota del capital.